miércoles, 3 de junio de 2015

Romance del Río Asón


Del ROMANCE DEL RÍO ASÓN

De AGUSTÍN MARÍA ALONSO BLANCO

(Ribereño del delta del Asón

Colindres 1974)
                                                                                                                                                            S.B
A la memoria del Almirante de España, Excmo, Sr D. Luis Carrero Blanco, que nació en su orilla”.

Hoy, Asón, pareces plata que bruñida reverbera,
fulgor sideral de luna, en esta noche serena…

Y fluyes pausado, lento, destilando tu pereza recostado en las marismas, los ribazos, las junqueras, y los barcos de mi pueblo…
Y me pregunto, ¿qué sueñas?

Sueñas, quizá, con tu cuna, cendales de tenues nieblas,
arrullada con balidos,  gritos de pastor, y ovejas tintineos de rebaños, y canciones montañesas…?

Ventisqueros de La Sía
Desenmarañan guedajas de cristal, en el estío,
sobre tu roca materna o despeñan al vacío,
en limpio salto de atleta,
el chorro de tu cascada al nacer la primavera…

O añoras las singladuras que van cantando en tu estela…?
Los molinos que moviste, la lucha feroz y tierna, -a un tiempo-, con tus salmones, que en tus lomos forcejean,
y suben contra corriente a buscar su madriguera en la entraña de tus aguas…?
O es nostalguia de las villas que en tu cristal espejean…?

Arredondo, el primer faro que en tu camino te encuentras, - campanario y obelisco-, junto al atrio de su iglesia…
Pinceladas de Solana atormentadas, goyescas…

Línea y color, los Madrazo, con sútiles transparencias-.

Y Riva, y Ogarrio, y Valle, en el que llaman de Ruesga,
fértil remanso amoroso de tu vital torrentera…

Ramales, por donde bajas, encajonado entre breñas, murmurando cantarino viejos romances de guerras de carlistas y cristinos…

Gibaja, donde te peinas con las púas de sus puentes…
Carbonilla en la melena del uno; en el otro, polvo, de muchedumbre andariega.

Y aguas abajo Rasines y Udalla, donde reflejas colgado de una colina, el Santuario que venera la imagen de la Santuca Aparecida en mi tierra, que hasta la Hoz de Marrón desde el Cielo descendiera bendiciendo a La Montaña…
Y Ampuero con su vega, sus maizales y sus mieses que son dorada promesa de “borona” en los hogares y alegrías en la siega…
“Hansa” de mi mocedad, villa mercantil, festera –encierro de toros bravos, vacas mansas en sus ferias-.
Piraguas, como caimanes partiendo de sus riberas, cabalgan en tus “rabiones” con olímpicas proezas…

                                                                                                                                                                             S.B
Limpias, con su milagroso Cristo, en expresión suprema de la Divina Agonía, cual si amoroso quisiera convertir con su mirada nuestro corazón de piedra insensible a su dolor…
Y Colindres, que te espera como antesala del mar,
 con sus ágiles traineras, y las quillas de sus barcos rezumando sal y brea, soñando con las “manjuas”  de fabulosas “costeras”…

Y con un viejo “patache” que  evoca con su silueta, con su mascarón a proa, con sus remendadas velas, y su pobre arboladura, las páginas de Sotileza.
Y allá, a lo lejos, tu muerte –azul y plata-, te espera, ebria de yodo y de viento…
Resbalando en las arenas doradas de El Regatón y de El Puntal, ya se acerca…
-Maitines de Monte-Hano, junto al frontón de La Peña, cachalote de El Buciero-, con que Santoña te cerca, en un postrero ademán de acudir en tu defensa…

Mas tú, doblando a estribor, a tu destino no niegas, y lento, silencioso, digno, después de curvar tu huella en la playa de Laredo,- saludo o Salve del César Carlos, en su recalada-, al Cantábrico te entregas…
…”nuestras vidas son los ríos…”

Jorge Manrique, dijera…

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