Relaciones de vecindad... por Garper

                            EL RINCÓN DE GARPER


                 RELACIONES DE VECINDAD Y SOLIDARIDAD EN AMPUERO

   Uno de los grandes historiadores y analistas de la Edad Media, Hilario Casado Alonso, decía:
   “La vida en comunidad, las relaciones sociales, la necesidad de comunicarse, de buscar amparo frente a las necesidades o las calamidades, la organización de la producción agraria… genera la solidaridad entre los individuos, entre las colectividades, en suma, entre los vecinos”.
   Las actuaciones de vecindad y solidaridad eran muy locales y se ejecutaban por barrios y en ocasiones, eran de todo Ampuero.
   Empezaremos por lo que se conocía como “ir a prestación”. En Ampuero también se usaba la expresión “ir a caminos”; en Asturias lo denominaban “la sexta feria”… Su origen es medieval. La llamada se hacía en concejo abierto, junto a la iglesia, bajo alguna encina o rebolla (roble) centenaria. Acudían los cabezas de familia y tomaban todos los acuerdos para llevar a cabo la ejecución de la obra. Había viudas con niños que no podían acudir y colaboraban llevando las viandas o el vino para las comidas; otros aportaban herramientas etc. Las citas eran para limpiar y arreglar caminos y puentes; limpiar depósitos de agua; construir muros de contención  junto a los ríos; limpiar patios de las escuelas rurales… Como servicio curioso de prestación tenemos la construcción de los atrancos  que unen los barrios de Bernales y La Bárcena. En este cometido participaron ambos barrios, coordinados por Miguel Martínez Colina, alternando los días de trabajo, acudiendo un día los de La Bárcena y otro los de Bernales. El coste económico corrió a cuenta de Patricio Cuadra, indiano de Bernales, y Manuel Martínez, indiano de La Bárcena (hermano del legendario jugador de pasabolo Bibiano Martínez).
   Otro cometido, llevado a cabo por los vecinos de La Bárcena, con su alcalde pedáneo José Secunza “Chepe” a la cabeza, fue la construcción de la nueva ermita de Santiago, inaugurada el día de la festividad del Santo Patrono, en el año 1978. También hemos de apuntar, como mérito de todo un pueblo unido, la construcción de la nueva plaza de toros. Coso taurino inaugurado el 8 de septiembre de 1977 con una gran corrida de toros a cargo de los diestros, Pablo Alfonso “El Norteño”, Curro Vázquez y Félix López “El Regio”. Para perpetuar la efeméride ha quedado una placa en la plaza de La Nogalera que dice: “De las ruinas de la vieja Plaza de La Nogalera surgió esta nueva, gracias al tesón del pueblo de Ampuero y a la fe de su alcalde, Francisco Céspedes Sarabia. Ampuero 8 de septiembre de 1977.”
   El periodista Mann Sierra, que tanto ha escrito del costumbrismo y la historia de Ampuero, finalizaba un precioso artículo titulado, “Estalla un cohete en el aire por la nueva plaza de La Nogalera”, de esta manera: “La otra pequeña historia no hace falta contarla, se la contarán de padres a hijos, de hijos a nietos…Porque el pueblo acaba de
escribir una hermosa página en estos tiempos donde estos gestos solidarios tienen mucho más valor.”
  

   Vecinos de Bernales en el año 1929. Entre ellos la madre del autor Lola Pérez y el tío Carmelo Pérez con el dalle. Archivo Garper.

También en las actuaciones de vecindad y solidaridad existieron  seguros mutuos sobre ganadería vacuna doméstica.
   Alfonso Setién, gran investigador e historiador ampuerense, al escribir sobre la muerte de la encina, “la encinona”, en los años ochenta, decía: “Precisamente ésta de Ampuero sirvió de reunión de capitulares de esta circunscripción antes de ser ayuntamiento, y después para la tasación de animales dependiendo del Sindicato Agrícola Católico; las reses que morían eran consignadas de abono para los socios mediante la llamada Contrata, que consistía, ni más ni menos, en entregar un dinero que representaba su presunto valor según tasadores designados por su conocimiento entre los socios.
   Algunas veces estas valoraciones se hacían en baja, a tenor de amistades, lo que representó en lugares de sombra y junto a la iglesia parroquial, grandes broncas y alborotos, algunos de ellos memorables”.
   En otro apartado estaban los trabajos familiares que reunían a las familias ampuerenses para que, formando una cadena familiar, se realizasen las diversas labores, a la vez que la unidad familiar se fortalecía más. También se unían vecinos del entorno. Entre estos trabajos podemos citar: La matanza, la siembra, la deshoja, la siega, la recogida de cerezas…
   Los vecinos también se solidarizaban para dejarse material y aperos de labranza; algunos compraban estas herramientas cooperando entre varios para comprar la máquina que luego iban rotando su uso. Así disponían solidariamente del brabán, el rastro, el machacador, la empacadora, la máquina de picar remolacha, el fórceps para partos de vacas…Al principio había solidaridad y luego fue gestando la idea de cooperativas. 

                                                                    Jesus García Pérez