LOS INICIOS DEL PASABOLO EN LA BOLERA DE LA NOGALERA
DE AMPUERO
En
el número 4 de la REVISTA PASABOLO contábamos una parte de la historia de las
boleras de Ampuero, a las que calificabamos como "el gran templo del
pasabolo". Nuestro relato se centraba especialmente en los hechos
destacables y las anécdotas en las décadas de 1960 y 70, auténtica época
dorada de aquellos carrejos ampuerenses. Apuntábamos que fue posiblemente
en Ampuero el lugar en el que el pasabolo adquirió sus caracterísiticas
actuales, y dábamos protagonismo a algunos de los nombres que por una u otra
razón formaron parte de la pequeña gran historia de "La Nogalera" en
la segunda mitad del siglo XX, particularmente entre los años 60 y 90. En esta
ocasión, vamos a echar la vista aun más atrás, a los verdaderos primeros
tiempos del pasabolo en la villa.
La
publicación el pasado verano del libro "Ampuero. Raices festivas",
del que es autor el historiador local Santiago Brera, aporta algunos datos
interesantes acerca de esos auténticos primeros años del pasabolo ampuerense.
Esto nos anima a volver a dirigir nuestra mirada nostálgica a esta localidad,
intentando trazar un esbozo de cómo pudieron transcurrir los primeros años de
nuestro deporte en el Ampuero decimonónico. El libro citado es un completo
análisis de la vinculación de la villa asonera con el mundo de los toros desde
el último tercio del siglo XIX hasta 1975, fecha del derribo de la plaza vieja.
En este exhaustivo y entretenido libro se detalla buena parte del acontecer de
la fiesta taurina ampuerense durante esos 100 años, el surgimiento de la
mencionada plaza a comienzos del siglo XX, la aparición de los encierros a
partir de los años 40, y el despegue definitivo de las fiestas desde la década
de 1960. Pero tambien, y lo más interesante para nosotros, algunos hechos y
momentos que muestran la importancia que el pasabolo
tenía en aquellos festejos del septiembre ampuerense.
Y es que efectivamente, en Ampuero, boleras y
plaza de toros han tenido una vida paralela y unida. Aunque la existencia de
festejos taurinos y de boleras está documentada desde la década de 1870, sólo
en el año 1908 un vecino llamado Francisco Arriola propone al ayuntamiento
construir una plaza de toros "a la distancia de 15 metros del río, y 20
de la bolera". Aunque aún tuvieron que pasar ciertos avatares, la
construcción finalmente se produjo, y -como decimos- desde 1910 bolera y plaza
de toros forman parte del mismo entorno. De hecho, una vez decidida la
construcción de la
plaza,
el ayuntamiento adopta en 1909 el acuerdo de que "el arrendatario (de
la plaza de toros) tendrá derecho a establecer en La Nogalera las plazas de
bolos que crea procedente". Es decir, que en aquellos primeros años
quien explotaba lo uno, explotaba tambien lo otro. Tengase en cuenta que por
entonces la gestión de ls boleras, con sus cantinas, competiciones, apuestas y
su condición de recinto ferial de ganado en ocasiones, debía ser un negocio
rentable, pues el "remate" o concesión por parte del ayuntamiento no
era barato, y aun así, nunca dejó de haber personas interesadas en dicha
explotación. En 1928 Juan Secunza adquiere por 175 pesetas anuales el arriendo
del ferial y las boleras (ya no la plaza de toros) "teniendo derecho a
establecer las plazas de bolos que crea procedente y los puestos de refrescos
que tenga por conveniente, sin que nadie lo pueda hacer más que él".
Los
bolos, en el programa de las fiestas
A
partir de la construcción de la vieja plaza, y hasta 1941 la actividad taurina
ampuerense se centraba en la celebración de corridas y novilladas con motivo de
las fiestas de septiembre. Todavía no había encierros. En el marco de aquellas
fiestas los concursos de bolos tenían un papel principal. Brera cita en otro de
sus libros "Ampuero, una aproximación a su archivo histórico"
una copla del carnaval ampuerense de -quizás- los años 20, recogida
orginalmente por Alfonso Setién, y que dice así:
"Da
vergüenza que en esta villa, madre de la diversión,
el
municipio en festejos no se gaste ni un botón.
Para
el concurso de bolos subvencionó 100 pesetas.
Me
creo que para eso hubo hasta reuniones secretas...".
El
programa de bolos de 1924, por ejemplo, incluye 2 concursos de bolos,
seguramente uno de pasabolo y otro de bolo palma, y como muestra de la
importancia que nuestro deporte tenía dentro del calendario festivo,
recuperamos un fragmento de la prensa local de 1931: "La animación de
las magníficas boleras ampueranas (sic) era a la hora del juego, verdaderamente
extraordinaria, viéndose en ellas además de unas dos mil personas, sus buenas
tres docenas de automóviles de fuera". Santiago Brera nos complementa
la información relativa a aquella jornada: "Participaron 15 cuadrillas.
La vencedora resultó una de las locales, compuesta por Ricardo Ateca, Ricardo
Viota, Pancho Camino y Bibiano Martínez. Este último jugador protagonizó la
jugada cumbre de la tarde, al enviar los tres bolos a "quinta"
causando el delirio de los incondicionales y el asombro de todos. Los
vencedores recibieron 150 pesetas y una copa. Entonces los bolos de pasabolo
eran con corona, como apreciamos en la foto".
Quedémonos
con estos 2 detalles técnicos: Por entonces se jugaba al pasabolo a la raya
quinta, y por otro lado, efectivamente la forma de los bolos era más
parecida a los de bolo palma, con panza y corona. La foto que ilustra el
artículo y que reproducimos es un tesoro absoluto, un gran documento de la prehistoria
de nuestro deporte.
En 1941 tiene lugar el primer encierro. En
Ampuero existe una entretenida controversia acerca de si aquella primera vez fue promovida por los
jóvenes locales buscando diversión "al estilo de Pamplona" o si por
el contrario fue una riada la que obligó a sacar los toros de la plaza y
hacerlos atravesar las calles de la villa. El hecho es que por entonces las
fiestas ampuerenses pasaban por un momento de decaimiento, y en los años
siguientes el añadido que supuso el encierro contribuyó a su despegue. En 1942,
y a pesar de la preponderancia del juego del pasabolo, Juan Secunza,
propietario de las boleras, anuncia que va a federar la bolera de bolo palma
"con arreglo al reglamento nacional de esta modalidad, y celebrando
concursos de importancia en los que participarán ases de la provincia".
En 1943 tiene lugar, como siempre en el marco de las fiestas, el concurso de
pasabolo, en modalidad de parejas. Participan 24 dúos, todos de la comarca,
obteniendo el primer premio, 150 pesetas, la pareja formada por los ampuerenses
Pablo Arteaga "Paulín" y Manuel Helguera. Segundos clasificados, con premios
de 100 ptas, fueron B. Maza y Carlos Sánchez, de Rasines, y terceros, con
premio de 50 ptas, los tambien locales Ricardo Viota y M
anuel
Secunza.
Los
programas de festejos de aquellos años 40 ponen de manifiesto la existencia de
una intensa actividad pasabolística. En el de 1944 se recogen dos
competiciones. La primera de ellas, un concurso de parejas, que repartiría
premios de 150, 100, 75 y 25 pesetas, así como 25 pesetas para el jugador que
más bolos totalice. Y la segunda, y más importante, "el Monumental concurso
de bolos a pasabolo en partidas de cuatro, otorgándose premios de 500, 300, 150
y 75 pesetas a las partidas vencedoras, y una valiosa y magnífica copa al jugador
que más bolos consiga. Además la importante casa comercial Bodegas Felgar dona
3 premios de 50 pesetas divididos de la siguiente forma: Uno para la partida
compuesta por cuatro jugadores que consiga anular la mayor jugada hecha en años
anteriores en este concurso; otra para el jugador que anule la mayor jugada
individual conseguida hasta el momento en concursos celebrados en esta bolera;
y un tercero para el jugador que en las ocho bolas lleve tres veces los bolos
hasta la última raya". Curiosa forma de promover la competición.
No
hemos indicado hasta ahora que la plaza de toros y las boleras existentes por
entonces no son las que conocemos en la actualidad. La plaza que aparece en las
fotografías que ilustran este artículo es la "plaza vieja" y fue
demolida en 1976. También las boleras sufrieron severas transformaciones, hasta
el punto de que la de pasabolo "de mayores" no ocupaba el
emplazamiento actual, sino que se encontraba unos metros más adelante. A su
costado, "la de niños" y en la zona que actualmente ocupa el tiro y
el tablón del pasabolo se alzaba la de bolo palma. Al fondo de la bolera de
pasabolo -como ahora- la plaza de toros. En relación a aquellos años de
posguerra se contaba una anécdota que Santiago Brera recoge en el libro "Ampuero,
una aproximación..." y era que en los bajos de la antigua plaza vivía
un personaje popular apodado Vivillo, y cuando una bola lanzaba los
bolos muy lejos se acuñó el dicho de que éstos habían llegado "hasta donde
el Vivillo".
Otro hito importante que vincula de forma casi
definitiva al pasabolo con las fiestas de la Virgen Niña es la celebración a
partir de 1945 del Campeonato de España de pasabolo. Desde ese año y hasta 1960
esa competición se celebró siempre en Ampuero, coincidiendo con las fiestas. El
programa festivo de 1946 anuncia para el sábado 7 de septiembre, a las 5 de la
tarde, "la celebración del Campeonato de España, en el que se
disputarán los títulos de Campeón ysubcampeón
de España 1946-47 las cuatro primeras figuras de este deporte en Santander,
Vizcaya y Burgos, y el resto de los puestos de la clasificación". En
1949 el campeón fue el local Pablo Arteaga, que recibió la copa de la
Federación Española, el título de campeón nacional y ¡¡¡mil pesetas¡¡¡. Dos año más tarde, en
1951, el pasabolo "se cuela" en el cartel anunciador de las fiestas ampuerenses, junto a la imagen de la plaza de toros, en un
diseño que les mostramos y que ahora puede parecer antiguo pero que conserva
todo el sabor y regusto estético de aquella época. Aquel año de nuevo el
Campeonato de España llenó a rebosar el recinto de La Nogalera, proclamándose
campeón Ramón Maza, de Soba, y alcanzando, según la crónica de la época, el
primer clasificado local el sexto puesto en la persona de Angel Vicario.
Presidió la entrega de premios Miguel Moscadó, hijo del famoso general Moscardó,
y que era por entonces Delegado Nacional de Deportes.
Los
días 11 y 12 de septiembre de 1954 se disputa el Campeonato de España, en el
que Paulín Arteaga repitiría triunfo. Previamente, el día 9, había tenido lugar
el concurso de la bolera, por cuadrillas, que en esta ocasión tenía el nombre
de Primer Gran Premio Barbier, e importantes premios en metálico, según
recoge el programa de fiestas. Esta es la última referencia a las boleras
ampuerenses que recopila Santiago Brera en su libro "Raices festivas"
que es el que nos ha servido de base para la confección de este artículo, y que
tanto nos ha ayudado a entender la importancia del pasabolo en la vida festiva
de la villa y su entorno. Lo que vino después, los años 60, la Peña Revilla de
Don Efraín Ruiz y sus iniciativas, El Lobo y todo lo ocurrido con
posterioridad como la demolición de las antiguas plaza y boleras y la
construcción de las nuevas, si quieren leerlo, les remitimos a ese número 4 de
la revista pasabolo que quizás guarde Vd. en algún cajón...
Este reportaje se publicó en la revista número 7 "Pasabolo " de junio de 2012.
Agradecemos el permiso concedido para añadirlo a este blog y recordamos a todas las personas
interesadas que en www.pasabololarevista.tk pueden verlo al completo con fotografías.
Y por supuesto muchos otros reportajes sobre este deporte tradicional.
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