domingo, 17 de junio de 2012

Ampuero y el Pasabolo (II Parte)


LOS INICIOS DEL PASABOLO EN LA BOLERA DE LA NOGALERA DE AMPUERO


En el número 4 de la REVISTA PASABOLO contábamos una parte de la historia de las boleras de Ampuero, a las que calificabamos como "el gran templo del pasabolo". Nuestro relato se centraba especialmente en los hechos destacables y las anécdotas en las décadas de 1960 y 70, auténtica época dorada de aquellos carrejos ampuerenses. Apuntábamos que fue posiblemente en Ampuero el lugar en el que el pasabolo adquirió sus caracterísiticas actuales, y dábamos protagonismo a algunos de los nombres que por una u otra razón formaron parte de la pequeña gran historia de "La Nogalera" en la segunda mitad del siglo XX, particularmente entre los años 60 y 90. En esta ocasión, vamos a echar la vista aun más atrás, a los verdaderos primeros tiempos del pasabolo en la villa.

 Texto por David del Río

La publicación el pasado verano del libro "Ampuero. Raices festivas", del que es autor el historiador local Santiago Brera, aporta algunos datos interesantes acerca de esos auténticos primeros años del pasabolo ampuerense. Esto nos anima a volver a dirigir nuestra mirada nostálgica a esta localidad, intentando trazar un esbozo de cómo pudieron transcurrir los primeros años de nuestro deporte en el Ampuero decimonónico. El libro citado es un completo análisis de la vinculación de la villa asonera con el mundo de los toros desde el último tercio del siglo XIX hasta 1975, fecha del derribo de la plaza vieja. En este exhaustivo y entretenido libro se detalla buena parte del acontecer de la fiesta taurina ampuerense durante esos 100 años, el surgimiento de la mencionada plaza a comienzos del siglo XX, la aparición de los encierros a partir de los años 40, y el despegue definitivo de las fiestas desde la década de 1960. Pero tambien, y lo más interesante para nosotros, algunos hechos y momentos que muestran la importancia que el pasabolo tenía en aquellos festejos del septiembre ampuerense.

Y es que efectivamente, en Ampuero, boleras y plaza de toros han tenido una vida paralela y unida. Aunque la existencia de festejos taurinos y de boleras está documentada desde la década de 1870, sólo en el año 1908 un vecino llamado Francisco Arriola propone al ayuntamiento construir una plaza de toros "a la distancia de 15 metros del río, y 20 de la bolera". Aunque aún tuvieron que pasar ciertos avatares, la construcción finalmente se produjo, y -como decimos- desde 1910 bolera y plaza de toros forman parte del mismo entorno. De hecho, una vez decidida la construcción de la
plaza, el ayuntamiento adopta en 1909 el acuerdo de que "el arrendatario (de la plaza de toros) tendrá derecho a establecer en La Nogalera las plazas de bolos que crea procedente". Es decir, que en aquellos primeros años quien explotaba lo uno, explotaba tambien lo otro. Tengase en cuenta que por entonces la gestión de ls boleras, con sus cantinas, competiciones, apuestas y su condición de recinto ferial de ganado en ocasiones, debía ser un negocio rentable, pues el "remate" o concesión por parte del ayuntamiento no era barato, y aun así, nunca dejó de haber personas interesadas en dicha explotación. En 1928 Juan Secunza adquiere por 175 pesetas anuales el arriendo del ferial y las boleras (ya no la plaza de toros) "teniendo derecho a establecer las plazas de bolos que crea procedente y los puestos de refrescos que tenga por conveniente, sin que nadie lo pueda hacer más que él".

Los bolos, en el programa de las fiestas
A partir de la construcción de la vieja plaza, y hasta 1941 la actividad taurina ampuerense se centraba en la celebración de corridas y novilladas con motivo de las fiestas de septiembre. Todavía no había encierros. En el marco de aquellas fiestas los concursos de bolos tenían un papel principal. Brera cita en otro de sus libros "Ampuero, una aproximación a su archivo histórico" una copla del carnaval ampuerense de -quizás- los años 20, recogida orginalmente por Alfonso Setién, y que dice así:
"Da vergüenza que en esta villa, madre de la diversión,
el municipio en festejos no se gaste ni un botón.
Para el concurso de bolos subvencionó 100 pesetas.
Me creo que para eso hubo hasta reuniones secretas...".

El programa de bolos de 1924, por ejemplo, incluye 2 concursos de bolos, seguramente uno de pasabolo y otro de bolo palma, y como muestra de la importancia que nuestro deporte tenía dentro del calendario festivo, recuperamos un fragmento de la prensa local de 1931: "La animación de las magníficas boleras ampueranas (sic) era a la hora del juego, verdaderamente extraordinaria, viéndose en ellas además de unas dos mil personas, sus buenas tres docenas de automóviles de fuera". Santiago Brera nos complementa la información relativa a aquella jornada: "Participaron 15 cuadrillas. La vencedora resultó una de las locales, compuesta por Ricardo Ateca, Ricardo Viota, Pancho Camino y Bibiano Martínez. Este último jugador protagonizó la jugada cumbre de la tarde, al enviar los tres bolos a "quinta" causando el delirio de los incondicionales y el asombro de todos. Los vencedores recibieron 150 pesetas y una copa. Entonces los bolos de pasabolo eran con corona, como apreciamos en la foto".
Quedémonos con estos 2 detalles técnicos: Por entonces se jugaba al pasabolo a la raya quinta, y por otro lado, efectivamente la forma de los bolos era más parecida a los de bolo palma, con panza y corona. La foto que ilustra el artículo y que reproducimos es un tesoro absoluto, un gran documento de la prehistoria de nuestro deporte.
 Aquellos concursos de los años 40
En 1941 tiene lugar el primer encierro. En Ampuero existe una entretenida controversia acerca de si  aquella primera vez fue promovida por los jóvenes locales buscando diversión "al estilo de Pamplona" o si por el contrario fue una riada la que obligó a sacar los toros de la plaza y hacerlos atravesar las calles de la villa. El hecho es que por entonces las fiestas ampuerenses pasaban por un momento de decaimiento, y en los años siguientes el añadido que supuso el encierro contribuyó a su despegue. En 1942, y a pesar de la preponderancia del juego del pasabolo, Juan Secunza, propietario de las boleras, anuncia que va a federar la bolera de bolo palma "con arreglo al reglamento nacional de esta modalidad, y celebrando concursos de importancia en los que participarán ases de la provincia". En 1943 tiene lugar, como siempre en el marco de las fiestas, el concurso de pasabolo, en modalidad de parejas. Participan 24 dúos, todos de la comarca, obteniendo el primer premio, 150 pesetas, la pareja formada por los ampuerenses Pablo Arteaga "Paulín" y Manuel Helguera. Segundos clasificados, con premios de 100 ptas, fueron B. Maza y Carlos Sánchez, de Rasines, y terceros, con premio de 50 ptas, los tambien locales Ricardo Viota y M anuel Secunza.

Los programas de festejos de aquellos años 40 ponen de manifiesto la existencia de una intensa actividad pasabolística. En el de 1944 se recogen dos competiciones. La primera de ellas, un concurso de parejas, que repartiría premios de 150, 100, 75 y 25 pesetas, así como 25 pesetas para el jugador que más bolos totalice. Y la segunda, y más importante, "el Monumental concurso de bolos a pasabolo en partidas de cuatro, otorgándose premios de 500, 300, 150 y 75 pesetas a las partidas vencedoras, y una valiosa y magnífica copa al jugador que más bolos consiga. Además la importante casa comercial Bodegas Felgar dona 3 premios de 50 pesetas divididos de la siguiente forma: Uno para la partida compuesta por cuatro jugadores que consiga anular la mayor jugada hecha en años anteriores en este concurso; otra para el jugador que anule la mayor jugada individual conseguida hasta el momento en concursos celebrados en esta bolera; y un tercero para el jugador que en las ocho bolas lleve tres veces los bolos hasta la última raya". Curiosa forma de promover la competición.

No hemos indicado hasta ahora que la plaza de toros y las boleras existentes por entonces no son las que conocemos en la actualidad. La plaza que aparece en las fotografías que ilustran este artículo es la "plaza vieja" y fue demolida en 1976. También las boleras sufrieron severas transformaciones, hasta el punto de que la de pasabolo "de mayores" no ocupaba el emplazamiento actual, sino que se encontraba unos metros más adelante. A su costado, "la de niños" y en la zona que actualmente ocupa el tiro y el tablón del pasabolo se alzaba la de bolo palma. Al fondo de la bolera de pasabolo -como ahora- la plaza de toros. En relación a aquellos años de posguerra se contaba una anécdota que Santiago Brera recoge en el libro "Ampuero, una aproximación..." y era que en los bajos de la antigua plaza vivía un personaje popular apodado Vivillo, y cuando una bola lanzaba los bolos muy lejos se acuñó el dicho de que éstos habían llegado "hasta donde el Vivillo".
 Los Campeonatos de España, en Ampuero
Otro hito importante que vincula de forma casi definitiva al pasabolo con las fiestas de la Virgen Niña es la celebración a partir de 1945 del Campeonato de España de pasabolo. Desde ese año y hasta 1960 esa competición se celebró siempre en Ampuero, coincidiendo con las fiestas. El programa festivo de 1946 anuncia para el sábado 7 de septiembre, a las 5 de la tarde, "la celebración del Campeonato de España, en el que se disputarán los títulos de Campeón ysubcampeón de España 1946-47 las cuatro primeras figuras de este deporte en Santander, Vizcaya y Burgos, y el resto de los puestos de la clasificación". En 1949 el campeón fue el local Pablo Arteaga, que recibió la copa de la Federación Española, el título de campeón nacional y  ¡¡¡mil pesetas¡¡¡. Dos año más tarde, en 1951, el pasabolo "se cuela" en el cartel anunciador de las fiestas ampuerenses,  junto a la imagen de la plaza de toros, en un diseño que les mostramos y que ahora puede parecer antiguo pero que conserva todo el sabor y regusto estético de aquella época. Aquel año de nuevo el Campeonato de España llenó a rebosar el recinto de La Nogalera, proclamándose campeón Ramón Maza, de Soba, y alcanzando, según la crónica de la época, el primer clasificado local el sexto puesto en la persona de Angel Vicario. Presidió la entrega de premios Miguel Moscadó, hijo del famoso general Moscardó, y que era por entonces Delegado Nacional de Deportes.

Los días 11 y 12 de septiembre de 1954 se disputa el Campeonato de España, en el que Paulín Arteaga repitiría triunfo. Previamente, el día 9, había tenido lugar el concurso de la bolera, por cuadrillas, que en esta ocasión tenía el nombre de Primer Gran Premio Barbier, e importantes premios en metálico, según recoge el programa de fiestas. Esta es la última referencia a las boleras ampuerenses que recopila Santiago Brera en su libro "Raices festivas" que es el que nos ha servido de base para la confección de este artículo, y que tanto nos ha ayudado a entender la importancia del pasabolo en la vida festiva de la villa y su entorno. Lo que vino después, los años 60, la Peña Revilla de Don Efraín Ruiz y sus iniciativas, El Lobo y todo lo ocurrido con posterioridad como la demolición de las antiguas plaza y boleras y la construcción de las nuevas, si quieren leerlo, les remitimos a ese número 4 de la revista pasabolo que quizás guarde Vd. en algún cajón...

Este reportaje se publicó en la revista  número 7  "Pasabolo " de junio de 2012.

Agradecemos el permiso concedido para añadirlo a este blog y recordamos a todas las personas

interesadas que en www.pasabololarevista.tk pueden verlo al completo con fotografías.

Y por supuesto muchos otros reportajes sobre este deporte tradicional. 

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