sábado, 16 de junio de 2012

Ampuero y el Pasabolo


LA NOGALERA (AMPUERO): LA CATEDRAL DEL PASABOLO EN CANTABRIA.

Álvaro del Río

Cada especialidad deportiva tiene su lugar especial. Ése lugar al que los deportistas acuden a sabiendas de que un día, en tiempos inmemoriales todo comenzó allí. El Pasabolo tiene ese lugar. Esa bolera se llama “La Nogalera” y se encuentra en Ampuero.
Por ella han pasado, pasan y pasarán todos los grandes y más modestos jugadores que haya dado este deporte. Por ello, esta bolera representa el pasado, presente y futuro del Pasabolo. Es quizás la bolera con más Historia a sus espaldas, la que ha sido testigo de las mayores  hazañas, la que ha forjado las más grandes leyendas del pasabolo a lo largo, al menos, de todo un siglo.


Nos proponemos hoy una misión imposible: resumir en unas pocas páginas ese siglo de actividad de estas simbólicas boleras. Se que nuestro empeño está llamado a fracasar. Es de todo punto imposible resumir en unas líneas tantas tardes de éxitos y de luchas deportivas. Pero aunque no lo consigamos, vamos a intentar recuperar para los lectores de PASABOLO algunos de los grandes momentos vividos en La Nogalera.

Ubicada en un lugar privilegiado, en el centro de la Villa, en la explanada aledaña a la Plaza de Toros homónima, la bolera La Nogalera es y ha sido siempre peculiar para los pasabolistas debido sobre todo a la proximidad de los árboles que la bordean tanto por el lado del Río Vallino, como por el camino de acceso a la plaza de toros. Para todo jugador que tire en Ampuero, evitar que los bolos lanzados impacten contra estas filas de plátanos de sombra supone siempre un gran reto, siendo este uno de los grandes encantos de la bolera, en la que no siempre el jugador más fuerte sale victorioso. El hecho de que los bolos se topen con los árboles suele penalizar drásticamente el valor de la bola lanzada, siendo esta circunstancia motivo de presión añadida para todos los jugadores, especialmente en momentos importantes de las grandes competiciones.

No están claro los tiempos en los que esta bolera se instaló en Ampuero. Lo que sí está documentado es que a principios del S. XX ya se disputaban grandes partidas y concursos, con unos medios materiales limitados, como el resto de grandes carrejos de la época como era la Catedral en territorio vizcaíno, Santa Ana de Sopuerta, o la bolera de San Lorenzo en Laredo. Manolo Secunza, el popular e inigualable tornero ampuerense, cuenta que su abuelo fue, a principios de siglo XX el primero en crear en Ampuero un deporte nuevo, variante del Tres tablones burgalés. Así pues, hace un siglo ya existía La Nogalera y un incipiente y nuevo deporte: el pasabolo. Grandes partidas y concursos están documentados en este carrejo en los años 20 y 30, buena época para la actividad en la bolera en días festivos o de ferias populares.

Este espíritu competitivo en torno a la bolera de Pasabolo se mantiene a lo largo del tiempo. Entre los años 50 y 60 se disputan multitud de Campeonatos oficiales. En esa misma década de los 60 comienza a formalizarse por las comarcas pasabolistas lo que ya era una realidad a nivel oficioso: se instituyen unas cuantas entusiastas peñas de Pasabolo, entre ellas, la Peña Revilla de Ampuero, y ponen en marcha la 1ª Liga Regional y con ello la andadura del Pasabolo dentro de la Federación Cántabra de Bolos.

La Peña Revilla  conquistó los títulos de Liga de 1965, 1968 y 1973, lo que demuestra el gran potencial de jugadores que el municipio de Ampuero poseía ya en aquella época. Miguel Ortiz "El Parrero", Santiago Serna, José Trevilla y Tomás Rey formaron como titulares en la final de la liga de 1965 contra Ramales, compuesto por Evaristo Alonso, Luis Idiaquez, Luis Ruiz "Sucu", Buto y Ángel Alonso. Los de Ampuero conquistaron tanto este título como posteriormente el Campeonato Interprovincial, jugándose a domicilio contra Carranza, en la bolera de Concha. En aquel tiempo también jugaban con la Peña Revilla Francisco Uriarte, Luis Secunza (hermano de Manolo el tornero), Jesús Hinojal y Esteban Larrauri.

La Peña Revilla y la bolera de Ampuero son el centro de la actividad pasabolística de la época, hasta tal punto que entre los años 1960 y 1973 se disputan en este carrejo cinco Campeonatos de España y al menos ocho Campeonatos Regionales, todos ellos de 1ªcategoría. El motivo es evidente: como siempre en Ampuero, una gran expectación acompañaba a las grandes competiciones, como se puede observar en la foto que se acompaña.

En ella vemos tirar a Luis Ruiz “Sucu” en el Campeonato de España de 1.973, bajo la atenta mirada entre otros de Fermín Torre (a la derecha, camisa negra) y de Rosendo Lavín “Sendo” (a la izquierda con la escoba). Como curiosidad, se observa que antaño la bolera tenía una fila más de plátanos, entre las dos filas que existen actualmente, con lo cual la zona hábil de la bolera era mucho más estrecha. El único árbol que se conserva hoy en día de aquella tercera fila es el que se encuentra tras la raya de 70, como se observa claramente en la segunda fotografía. Por cierto, cabe decir aquí que hasta 1976 la bolera de Ampuero se alzaba unos metros más adelante de su emplazamiento actual. Se asentaba sobre el solar que ahora ocupa la plaza de toros reconstruida. Allí existían, en realidad, 3 boleras: la grande de pasabolo, la de bolo palma y una tercera, la pequeña de pasabolo, a un costado, que era usada no sólo por niños sino que –nos cuentan- la concentración de aficionados algunas tardes era tal que por momentos se encontraban a pleno funcionamiento las tres boleras llenas de adultos. En esa bolera pequeña jugaban a una modalidad un tanto particular: “al 111”, que consistía en que cada jugador debía intentar conseguir alguna bolada exacta de esa cifra, 111 bolos. En caso de conseguirlo, pasaba de ronda. De lo contrario, quedaba eliminado. Claro que siempre quedaba la posibilidad de reengancharse, pagando de nuevo inscripción, por supuesto… Lo recaudado iba para el ganador final de la partida.
Cuando en febrero de 1976 fue derribada la vieja plaza de toros, corrieron la misma suerte las boleras. Durante los 2 años que duraron las obras, el equipo ampuerense debió jugar sus partidos de liga en la antigua bolera de Colindres. La organización no debió ser fácil ya que por entonces la peña San Ginés contaba con tres y hasta cuatro equipos, con lo cual algunas tardes se debían disputar dos partidos de liga sucesivos. El equipo de segunda categoría de Ampuero, formado por entonces por Maso, Calín y Fito, entre otros, jugó aquellos dos años en la bolera de Santa Ana, de Tarrueza. En 1978 recuperaron su lugar habitual a orillas del río Vallino.
En esta época de los años 60 y 70, grandes jugadores de calidad técnica contrastada, como Miguel Gutiérrez, Baldomero Imaz, Chus Fernández (por dos veces) o Chuchi Sánchez escribieron sus nombres como campeones de España de 1ª categoría en esta plaza. Chus Fernández logró aquí también el título Regional de 1ª, como lo hicieron Rosendo Lavín, Ramón Martínez, Tomás Rey, Victoriano Cano, Fermín Torre y Manuel Llamosas por dos veces.
Por cierto, se recuerdan grandes historias de desafíos en este carrejo de los dos grandes mitos del Pasabolo: Manuel Llamosas “El Lobo” y Julio Ortiz “El Zurdo”, quien también fue Campeón Regional en Ampuero, aunque ya en 1.982, como se ha mencionado ya, tras la reestructuración integral de la zona aledaña al Río Valli
A la vuelta de estas obras, se había quedado por el camino la Peña Revilla, formando ya el equipo representativo de la localidad bajo el nombre actual: Peña Pasabolo Ampuero, En 1.978, primera temporada tras las obras, se proclaman Campeones de Liga de 1ª con una gran plantilla formada, al menos, por Manuel Llamosas “El Lobo”, Bibiano Sainz “Bibi”, Rosendo Lavín, Tomás Rey, Ricardo Llamosas y José Trevilla.
En 1.980, un veterano Llamosas y un jovencísimo Del Río conquistan en La Nogalera el Nacional de 1ª Parejas. Comenzaba una era, los años 80 y los 90, en los que la bolera de Ampuero extrema su dificultad técnica ya que, además de exigir gran potencia, requería casi siempre jugar muy abierto (bote de la bola sobre la zona izquierda del tablón) para que los bolos salieran derechos. Todas las grandes figuras de dichas épocas tuvieron sus tardes buenas, pero también malas sobre el carrejo ampuerense, y muchas fueron las ocasiones en las que el río Vallino se llevaba consigo algún bolo. En 1.991, por ejemplo, en el Campeonato de España de 1ª Parejas, Michel Campo y J.M. Parada conquistan el título con una ventaja de más de 1.400 bolos con respecto a los segundos clasificados y en 1.993 Antonio Solana gana el título de 1ª Regional jugando a una media inferior a los 1.500 bolos por mano.
 Pero también son inolvidables los grandes éxitos tanto a nivel deportivo como organizativo, con llenazos rotundos una y otra vez alrededor de toda la bolera, especialmente en la competición que se convirtió desde su inicio en el año 1.991 en el concurso estrella de cada temporada: la Bola de Oro. Año tras año, hasta su desaparición en el año 2.006, los mejores jugadores optaban a este precioso premio. Esperemos que se logre reflotar este gran torneo para el Pasabolo, innovador incluso en el formato, ya que disputaba todas sus rondas eliminatorias por el sistema del KO, formato inédito hasta entonces y tremendamente espectacular para los aficionados.

Este torneo surgió como consecuencia del patrocinio de la Ferretería Sucesores de Isaías Herrero, recogiendo el testigo posteriormente el Pub Skala. Se convirtió desde su inicio en el concurso más prestigioso y algunos de los jugadores que han ganado este torneo a lo largo de los años han sido Justo Martínez (primer vencedor), Alberto Ibáñez, Jerónimo Pérez,  Pedro Arana, Antonio Martínez, José Miguel Parada, Michel del Río, Bernabé Ortiz y José Antonio Cano.
Otro hito organizativo en esta época fue el Campeonato de España de 1.994 en el que en una de las mejores finales de la Historia Michel del Río conquistó en propiedad la Copa S.M. El Rey, ante la férrea oposición de Pedro Arana. Ha sido hasta la fecha el último Campeonato de España de 1ª celebrado en La Nogalera. La jornada, 7 de agosto de 1.994, sirvió además para que el mundo del Pasabolo rindiera merecidísimo homenaje a Manuel Llamosas “El Lobo”, en un precioso acto celebrado por la noche en el Restaurante Somahoz (La Aparecida – Ampuero).
Desde los años 90 decir Ampuero es decir cantera, fomento y promoción del Pasabolo gracias a la labor de Nacho Torre en primera instancia y de Poldo de la Peña más recientemente, que supieron recoger el testigo de hombres como Enrique Aranguren o Manuel Secunza, entre otros muchos.
La Escuela de Pasabolo de Ampuero ha sido desde entonces el mejor ejemplo de funcionamiento de una continua labor de formación de jugadores de la cual hoy en día disfruta no sólo esta localidad sino numerosas Peñas de Cantabria que cuentan entre sus filas con jugadores formados en la Escuela de Ampuero.
En el año 2.005 se acometió una profunda remodelación de la zona de tiro de la bolera y aunque en primera instancia, la obra no fue técnicamente la mejor de las posibles, las condiciones de habitabilidad de la bolera en general mejoraron considerablemente.

Hoy en día la bolera, si bien necesitada de las labores de mantenimiento inherentes a una instalación deportiva de este tipo, presenta un gran aspecto. Y aún así sigue manteniendo el encanto de resultar técnicamente muy difícil.
 Un claro ejemplo fue el concurso Ayuntamiento de Ampuero 2.009, en el que prácticamente ningún jugador de 1ª categoría supo superar estas dificultades a pesar de que todos sabían que actualmente la tabla hay que jugarla al revés que antaño, es decir, cerrada. Dada la dificultad técnica que sigue entrañando la bolera, casi todos los jugadores acabaron enviando bolos contra los árboles del lado del río Vallino. También la edición de 2.010 fue dada a las sorpresas en forma de fallos … ¡hasta la última bola!.
Este certamen, así como la mayor parte de la actividad que tiene la bolera, llega en época estival. En ese tiempo, el calor llega a convertirse en un problema serio al no haber sombras para los jugadores en el tiro. En época de Ligas (invierno / primavera) la lluvia pone en riesgo la actividad y a sus practicantes.
Por ello, hoy en día todo el Mundo del Pasabolo observa la necesidad de que finalmente se lleve a cabo la prometida cubierta de esta zona de tiro, así como varias reformas que, por ejemplo en materia de seguridad para determinadas zonas de público general.
Sirvan estas líneas por tanto, para ponderar la necesidad que esta obra pendiente siga su curso administrativo y se ejecute en el menor plazo posible.
Decir Ampuero es decir Pasabolo. Ampuero y sus gentes, la bolera con más Historia, más presente (mayor número de licencias de Pasabolo) y seguramente también la de mayor futuro, merecen tener la mejor instalación de Pasabolo de toda España.
 
 
 
"La Fuente de la Rana" agradece la autorización recibida para poder publicar este reportaje por parte de los responsables de la revista PASABOLO.
 
Y recuerden que en pasabolo.larevista@gmail.com
pueden leer el reportaje completo y ver las fotos que lo ilustran.
En este caso dicho reportaje fue publicado en el número 4 de la revista correspondiente a mayo de 2011.
 
















No hay comentarios:

Publicar un comentario