martes, 12 de junio de 2012

Poema. Las Boleras de Ampuero


BOLERAS DE AMPUERO

ROMANCE DEL PASABOLO. 1935



Cuadrilátero de sombra, luces doradas y blancas,

el río cuenta secretos con el murmullo del agua

a los árboles que cubren –verde túnel de sus ramas-

la bolera. Juventudes abiertas a la esperanza,

pasan en generaciones como por la vida pasan:

flores en el  corazón, todo el mundo a las espaldas

y pulsos que en las muñecas llenos de sangre les saltan.

Competencias de los hombres los niños las desearan,

y ojos que se las abrieran como se las abre el alma

que se va tras de los bolos en una luz de esperanzas.



Los viejos sienten y miran con una mirada sabia

que tiene un poco de crítica y algo de triste añoranza.

Y en el suelo, descansando su sueño de línea clara,

el tablón, eje del juego, donde la ilusión resbala,

espera y recoge fuerzas y luego al aire las lanza.



Bolas corren la canal –mundo dentro de su área-

como esferas creadoras de vidas insospechadas.

Brazos en ramas de músculo hacia el azul se levantan:

llevan deseos en flor, en la bola y en el alma

latigazos de muñecas, el corazón en la palma,

fija la vista en los bolos que al sentir el choque saltan.



El espacio, de oro claro, cruzan tres saetas blancas,

como pájaros volando en imagen de bandada.

Tres exhalaciones rectas en tres ilusiones altas,

que caen marcando medidas de una aritmética falsa.

Pintan júbilos los rostros y emociones encarnadas.

¡Vidas jóvenes y fuertes! ¡Vidas de una edad dorada

cuando esa vida  nos hace no pensar en la ensenada

de los años, donde encuentra su triste fin nuestra barca!



Y allá van los bolos altos, bolos de buena bolada…

Podrán pasarse los años, pero las vidas no pasan;

y siempre hay brazos que tiran y corazones que cantan

cantos de felicidades y alegrías encerradas.

Son los nuevos gladiadores los hombres de la montaña.”





En el libro de Jesús Garper: “ Por los Caminos de Ampuero” figura este tema recogido del escritor Alfredo Matilla en el año 1935”.



Estamos hablando de un escritor de la Generación del 27, que fue amigo personal de Federico García Lorca, gracias a su amistad “la Barraca” actuó en Ampuero”. Él estaba casado con una chica ampuerense y veraneaba en esta villa.



De ahí ese conocimiento minucioso del recinto de la bolera de “La Nogalera”,  situada a orillas del río, entre árboles.

Los jóvenes lanzando la bola, los ancianos presenciándolo, es el paso del tiempo y de las generaciones como tema de reflexión universal.



Durante la Guerra Civil fue secretario personal del presidente de la República Manuel Azaña y con él permaneció en Valencia hasta el fin de la guerra. En el exilio alcanzó en Puerto Rico y en  la República Dominicana enormes éxitos como intelectual en el teatro y en la música popular.






 

 





















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