UN AÑO sin ADOLFO LINARES
Se cumple un año de la desaparición de Adolfo Linares Sáiz
en la isla de Ibiza. Era el párroco de Ampuero y esta tarea la ejercía desde
hacía 18 años.
De él no quedó huella ni rastro y desde el principio los investigadores
presumieron lo peor, que había fallecido; bien por sufrir un accidente o por
haber sido víctima de una agresión.
Adolfo tenía el hígado trasplantado y necesitaba constantes
revisiones; la policía halló sus documentos , su teléfono; sus cuentas
bancarias que no se movieron; su ilusión era jubilarse pronto y regresar a su
tierra natal.
Nunca se sospechó que su desaparición fuera voluntaria,
aunque como es natural fue inevitable que surgiera algún que otro chisme
malintencionado o lleno de ignorancia.
“Piensa mal y acertarás” sigue siendo el refrán utilizado
por algunos descerebrados.
Nació en Caranceja en 1946 y fue párroco e incluso alcalde
de Ruente con mayoría absoluta, durante dos legislaturas por el PSOE. Como
diputado en 1983 llegó a ser portavoz
socialista en la Asamblea. Después llegaron las desavenencias con la clase
política y su época más controvertida,
cuando en 1987 funda su propio partido, que no cosechó éxito: “Radicales por
Cantabria” y recorre toda la región con una burra y una oveja.
Cuando llegó a Ampuero manifestó que se dedicaba plenamente
a su labor sacerdotal y que daba por zanjada su época conflictiva, en alusión
evidente a estar en política. Ahora se iba a dedicar plenamente a su labor de
sacerdote, tanto en lo pastoral como en la parte de gestor, ya que tenía que
rehabilitar varias iglesias (la de Cereceda, creo que la de Cerbiago también y
sobre todo la de Ampuero, que se encontraba en un estado calamitoso).
Sin poder juzgar con conocimiento suficiente los logros de
“su obra”, desde mi punto de vista han sido patentes. Realizó una gran labor en
Ampuero y sin duda hubiera sido mayor si la salud le hubiese acompañado.
“La Fuente de la Rana” tiene previsto más adelante tratar
con más detenimiento todas las obras emprendidas en la iglesia de Ampuero.
He recogido en la calle una opinión muy favorable al
párroco. He escuchado algún comentario contrario, como no podía ser de otro
modo, pero la menor de las veces. Muchos ampuerenses sienten su falta con
tristeza y lo recuerdan con cariño.
Para mi mujer y para mí fue una persona entrañable, que
siempre nos brindó apoyo y amistad, de la cual guardamos buenos recuerdos.
Sirvan estas líneas como un sentido homenaje a su memoria.
Foto Sane (El Diario Montañés)
Dos meses antes de su desaparición.
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