Una imágen muy antigua de la llamada Plaza Blanca, en ella se encontraba la fuente de las dos farolas que actualmente se ubica frente a la cafetería Rosa Mary. Esta fuente también estuvo frente a la cervecería La Juventud, es decir que se movió más que los precios.
El pasado
verano abrió las puertas un nuevo bar llamado “Plaza Blanca” situado en el
extremo de la plaza, detrás del quiosco de la música. La apertura de este local
nos ofrece la oportunidad de referirnos a “las dos plazas”.
Dionisio
García Cortazar lo explicó en su libro
“A la Orilla de Mis Recuerdos”:
“La plaza
blanca, situada en la parte trasera del kiosco, y la plaza negra, en la parte
delantera. Se llamaban así por el diferente color de su suelo, más blanco el de
la blanca por ser de cemento y más oscuro el de la plaza negra por ser de grava
y asfalto”.
Pero las
diferencias no se limitaban al color del piso, una y otra plaza los días en los
que había baile componían de alguna forma escenarios distintos y se marcaban
diferencias según el estatus social de los jóvenes; aunque eso sí, en el
quiosco tocaban para todos la misma música.
Fue una costumbre peculiar y elitista de
Ampuero que probablemente proviene de
principios del siglo XX cuando en las fiestas patronales se celebraba al mismo
tiempo que un baile público en la plaza otro baile “de invitación” que tiene
lugar por ejemplo el año 1903 en “los elegantes salones de la nueva casa
consistorial”. Los jóvenes de las “familias distinguidas” acudirán a este
baile. Otras veces aquellas “verbenas aristocráticas” tuvieron lugar en las
boleras del Café Universal amenizadas por acreditadas orquestas. En 1929 por
ejemplo se recordaba a los previamente invitados que tenían obligación de
presentar la tarjeta de invitación al entrar. Hay que recordar que estos bailes
comenzaban por lo general a la misma hora que los que tenían lugar en la plaza
pública.
Volviendo a
lo que escribió Dionisio García Cortazar:
“Los chicos
y chicas veraneantes, y otros que aunque sus padres vivían en Ampuero
estudiaban fuera el bachiller o habían iniciado ya la carrera, solían reunirse
en la parte de la plaza que llamábamos “plaza blanca”. En la plaza negra
bailaban los chicos y chicas de Ampuero y alrededores que vivían allí todo el
año. No era corriente que se mezclaran los de una con los de la otra plaza”.
Este hábito
se mantuvo vivo con mayor o menor relevancia durante varias décadas. En el
verano había baile los jueves y los domingos y era entonces cuando se
manifestaba esa segregación. En las fiestas de septiembre, como también señaló
Dionisio, la afluencia de jóvenes que venían a Ampuero rompía la dinámica de la
separación de las dos plazas. Vamos que ni en una ni en otra cabía un alfiler y
los forasteros invadían todos los espacios existentes.
En aquel
discurrir pueblerino Dionisio no sabe con exactitud cuándo dejó de haber dos
plazas: “Quizá cuando desapareció la banda municipal de música, quizá cuando ya
fue muy numeroso el grupo de jóvenes ampuerenses que estudiaban fuera, quizá
porque eran menos, o menos elitistas, los nuevos veraneantes, quizá…”
Cuando llegó
la democracia de todo aquello en las verbenas estivales ya quedaban pocos
vestigios
Después reformaron la plaza y hoy en día ya
son pocas las personas que recuerdan que la parte de la plaza situada detrás
del quiosco se conoció popularmente como la Plaza Blanca.
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