Otro banco más que sucumbe al gamberrismo en el paseo de la Presa, era el último que quedaba en el espacio comprendido entre el Puente de Marrón y las piscinas. Estos actos vandálicos son inevitables y en nuestro pueblo ya poseen solera. La sugerencia al Ayuntamiento y no es la primera vez que la realizo, aunque sí la última, para que nadie diga que soy un pesado, es que vaya poco a poco sustituyendo todos los bancos de madera, que más temprano que tarde van rodando prado abajo, por otros de piedra, como los que han colocado junto a los atrancos.
No sólo es por el dinero que se pierde cuando los destruyen es también un poco por la dignidad de los mismos vecinos, aquellos que paseamos con frecuencia por este lugar y nos sentamos en ellos. Encima de perder los bancos tenemos que soportar la escena de verlos tumbados tripa arriba, como peces gigantes varados en la playa. Trofeos del descerebrado de turno al que con toda seguridad le aguarda un futuro muy brillante.
Pues hay que evitar todo ello instalando bancos más resistentes.
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