viernes, 14 de noviembre de 2014

Cuento.La Torre Encantada

                                       LA TORRE ENCANTADA DE AMPUERO


Cuentan, que en la Edad Media, dos gigantes, Hércules y Teseo, se quedaron pegados en la piedra para siempre. cuando cumplían la misión de proteger la Torre Encantada de los Espina de posibles fantasmas.
La historia de esta Torre Mágica quedó ensombrecida por las oscuras aficiones de su misterioso dueños, Don Juan, estrafalario y hechicero, amante de las ciencias ocultas, clérigo, científico y musicólogo.
Le apasionaban los instrumentos musicales, las armas y el arte de la lucha.
En su Torre acumulaba curiosas colecciones, espejos deformantes, barcos que aparecían disparando sus cañones, muebles que se movían solos, calaveras de escaso tamaño, enormes huesos gigantes, cristales de Venecia, autómatas de madera, estatuillas romanas, relojes astronómicos, conchas marinas, muñecos articulados, piedras y objetos mágicos que tenían ocultos por temor a la inquisición.
Uno de sus objetos más famosos es una silla giratoria, llena de artilugios que usaba para observar las estrellas y el firmamento, también tenía una balanza que era tan buena que era capaz de pesar la pata de una mosca.
En su Torre también tenía camas y muebles que se guardaban solos, cuchillos y hachas con los que había cortado la cabeza a famosos.
Juan fingía fiestas y tempestades. Por los corredores altos pasaban figuras fantásticas de galanes con criados, de damas con dueñas y doncellas, las galas y atavíos , raros y costoso, las tempestades de agua, truenos y relámpagos, espantosos y temerarios que suelo pusieran temor.
La gustaba hacer elegantes fiestas en la Torre, sólo invitaba a aquellos que tenían la delicadez para valorar sus cosas. En esas fiestas se obsequiaba a los invitados con música, canto, teatro de máscaras y artificios mecánicos y se hacían juegos disparatados.
Cierto día llegaron a sus manos unos códices de Leonard Da Vinci, escritos al revés para que nadie pudiera entender. Don Juan los ocultó y los usó para la construcción de molinos harineros.
Murió el día de noche vieja envuelto en una estrella negra que se había labrado, protagonizando los más extravagantes sucesos y acostumbrado a las insólitas manías, su humos peregrino y su casa parecía encantada, no tenía quien le sirviese dándoles la comida a través de un torno.

                                                                                                  Felisa Fernández Ibañez

(Relato publicado en la revista publicitaria de la VI COPA DE KAYAK EXTREMO Y IX CONCENTRACIÓN ASÓN Y GÁNDARA, que tendrá lugar el 28,29 y 30 de Noviembre.
Organiza: Katanga Kayak Club)

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