EL RINCÓN DE GARPER
RIADAS
HISTÓRICAS DEL ASÓN
Nace saltarín el Asón, como si de un mozo de
los encierros se tratara; saltarín y alegre desde su cuna de Soba. Denominado
Sanga o Sauga en tiempos de los romanos. Único río cántabro citado por Cayo
Segundo, “Plinio”. A poca distancia de su nacimiento, sus aguas calizas dan
origen a una bellísima cascada, conocida como “Cola de caballo”. Tal vez el
ruido que produce sea el origen de su nombre: “Aqua Sonans”, Aqua SONans, Asón.
Como decíamos, nuestro bello río, en muchas
ocasiones altivo y respetuoso se enfada produciendo riadas que alarman la
población con grandes inundaciones a la sombra del monte Candiano.
Ante los acontecimientos ocurridos con las
inundaciones de días pasados, producidas por la última riada del Asón, que tuvo
su origen en la borrasca “Mischa”, hemos adelantado, como si de una clase
ocasional se tratara, el artículo de las grandes riadas.
Los más ancianos de la localidad recuerdan
una riada similar a la que acabamos de vivir en el año 1936, pero en aquel año
el hecho pasó a un lugar secundario, ya que España padecía los horrores, como
si de una riada de fatales consecuencias se tratara, de la guerra civil.
Veinte años más tarde, un 19 de junio de
1955, o tal vez de 1956, hubo otra de fatales consecuencias para toda la
comarca. Fue conocida como “la riada de los quesos” ya que las aguas llevaron
río abajo todos los quesos de una fábrica de Ramales. También pudo ser cuando
se decía : “Ha venido el Gobernador Civil y han sacado a Berto el Vivillo con
una barca”. Berto el Vivillo, estoicamente, padeció muchas inundaciones en la
plaza de toros. Tenía una cama de hierro muy alta que en más de una ocasión le
libró de las aguas…
El 13 de junio de 1977, en vísperas de las
primeras elecciones democráticas, (15 de junio) que ratificaron a Adolfo
Suárez, de la UCD, como Presidente de Gobierno, Ampuero padeció otra dantesca
riada.
Al siguiente año, casi en las mismas fechas,
durante la noche del martes 6 y la madrugada del miércoles 7 de junio tuvo
lugar “la riada de 1978”, hasta la fecha considerada como la más grande. Esta
vez con el triste recuerdo de una víctima humana y pérdidas estimadas en
nuestra localidad cerca de los 500 millones de pesetas. En la línea
ferroviaria, concretamente en el tramo Gibaja-Marrón, desaparecieron 300 metros
de vía, por lo que la comunicaciones ferroviarias tardaron varios días en
restablecerse.
De nuestra hemeroteca entresacamos lo que
Juan Antonio Prieto escribía: - Fue terrible – decía un vecino de Ampuero -. Me
despertó la lluvia, que no había cesado en toda la noche. Fui corriendo a sacar
los chones y vi llegar la riada hacia la casa de Andrés Tabernilla. Fue todo
cuestión de minutos. Después presencié como se lo llevaba el agua cuando abrió
la puerta de su casa”…”Su esposa e hija no tuvieron más remedio, según cuenta
Ramón Herrero Mendiondo, que subirse al fogón de la cocina, llegándoles el agua
al cuello – y en este caso no se trata de una frase hecha -…”cuando el agua
había decrecido, Ramón Herrero y Antonio Ruiz, a bordo de la barca
pudieron rescatar a las dos mujeres”…
En agosto del año 1983 empezó a llover
torrencialmente el día 24, festividad de San Bartolomé y en tres días se formó
otra riada para el recuerdo, aunque no fue como las anteriores. Como diría León
Tolstói: Guerra y Paz, entre Ampuero y el Asón, con su aliado el Vallino cuando
deja de ser el Silencio.
En barca por la plaza
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