sábado, 30 de abril de 2016

La Bien Aparecida viaja a Santander


La Virgen Bien Aparecida paseada en procesión por el centro de Ampuero antes de ser conducida a Santander para su coronación canónica.
El año 1955 se celebró coronación canónica de la Patrona de la Montaña. El entonces obispo Monseñor Eguino y Trecu elevó a Roma, la petición, que fue aceptada por la Santa Sede.
 Las fechas del 28 al 31 de mayo, cincuentenario de la proclamación del Patronazgo y 350 aniversario de su aparición en Somahoz, no se borrarán fácilmente de la memoria de cuantos tuvieron la dicha de vivirlas.
El carácter montañés, no fácilmente dado a exteriorizar sus emociones, lo hizo en estos días del modo más espectacular, como un desahogo a algo que en los corazones de todos bullía con fuerza irresistible.


Procesión de la Virgen junto al Santuario.
El día 28 de mayo la capital de la Montaña despertó al golpeo alborozado de las campanas. Era el día de la visita de su Madre y Patrona. Por toda la ciudad se entonaban plegarias a la pálida luz de la aurora. En todos los balcones ondeaban inquietos los colores nacionales, pontificios o marianos.
Hacia la una de la tarde partía de su Santuario la milagrosa Imagen para tomar posesión de su reino. En los pueblos del trayecto era recibida con el mayor entusiasmo, cantándose en todos ellos la Salve. La acompañaban sus pajes blancos, que sin cesar entonaban cantos, y la Comunidad de Religiosos Trinitarios de su Santuario.
A las ocho en punto de aquel atardecer, hacía su entrada triunfal en la ciudad, llevada en manos del Sr. Obispo en un coche descubierto y en compañía del Rvdo. P. Provincial de los Trinitarios y de las Autoridades de Ampuero. En la bóveda celeste resonaban las bombas de artillería y todas las campanas de la ciudad en alegre algarabía metían la emoción del momento hasta en los corazones más distraídos. La muchedumbre del trayecto aplaudía, arrojaba flores, lanzaba súplicas…

La comitiva saliendo en coche descapotable de Ampuero en dirección a Santander.













En el coche vemos al párroco de Ampuero, Julián Escalante. A varios sacerdotes trinitarios y al alcalde de Ampuero, Martín Inchausti.

El cura que va atrás es el padre Andrés, superior del Santuario y buen profesor de latín cuando ya era anciano y residía en Laredo.

 
 
 
 
 
 
 
Antes de llegar a Santander la comitiva tuvo que detenerse en muchos pueblos ante el fervor desatado.
 
 
 
 
 
 
 
A la entrada de Santander la primera atención, como para conquistarnos más, demostrándonos la ternura de su corazón de Madre, fue para sus hijos dolientes de la Casa de Salud Valdecilla. Entre médicos, enfermeras y enfermos pasó derramando en todos a manos llenas su consolación. La respuesta agradecida de aquellos primeros agraciados fueron las lágrimas de emoción.
 
 
La Reina de las almas majestuosa y dulcemente se posesionaba de la ciudad.
Pero eso es ya asunto de otro capítulo.
 
Agradecemos las imágenes a Chusmi, de Informática Dian.
El texto es de Alejandro Nistal,
de su libro: "La Virgen Bien Aparecida. Patrona de la Montaña"

 

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