
Cebolla
confitada
Alexandre Beukagba, el autoproclamado
emperador de Ghembuti y presidente del Racing de Santander sorprendió al
invitar a cenar en su palacio a destacados defensores de los derechos humanos.En círculos diplomáticos se conjeturó con una amplia amnistía y la liberación de la joven disidente Mutola Nawa, admirada en occidente por su coraje al enfrentarse al régimen opresor.
De primer plato se sirvió un cóctel de
gambas con aroma de naranja; luego una carne estofada en vino de Burguiñón
marinada con mermelada de cebolla, un guiso con toque peculiar que a ningún
comensal dejó indiferente. Los postres se elaboraron a base de huevo de
avestruz y coco.
Alexandre Beukagba ordenó servir Dom
Perignon al centenar de activistas internacionales y les comunicó en correcto
francés la excarcelación de Mutola Nawa, añadiendo que ya no era necesario
temer por su porvenir.
Brindó por la prosperidad de su reino y todos los presentes en pie, con la copa espumante en las manos, inclinaron los rostros sumisos y desconcertados.
Los sirvientes descorrieron una gran
cortina y un mayordomo entró en el salón portando una bandeja. Algunos
comensales aplaudieron espontáneamente pero a todos poco a poco, según avanzaba
por la sala el camarero, se les fue precipitando el corazón por un abismo sin
fondo. La imagen de aquella cabeza resultaba espeluznante, imposible de creer y
admitir. Lo más estremecedor del caso es que en lugar de fijarse en la cara de
aquella desdichada se prestaba más atención a la confitura de cebolla que
componía la guarnición.
Del libro: "Las Angulas del Malvecino y otros cuentos".
No hay comentarios:
Publicar un comentario