En el cementerio de Hoz de Marrón
se alza una de las edificaciones funerarias notables de los “camposantos”
ampuerenses, por sus dimensiones y ubicación panorámica. Data del año 1909 y ocupa una dimensión de 50
m2 en planta cuadrada con 9 mts. de altura, sobre parcela de 215 m2.
En su día esta familia,
propietaria además de los terrenos colindantes, donó parcela de terreno para la
ocupación del actual cementerio de Hoz de Marrón, donde se encuentra ubicado
este panteón familiar.
En las columnas adosadas a los
lados del portón de acceso, se representan en su capitel las letras Alfa y
Omega sobre alas de angel, siendo estas la manera en que se denomina el nombre
de Dios (El origen y El final), flanqueado por dos antorchas. No falta la
calavera apostada por encima del dintel del portón, símbolo de la muerte
corporal y el renacimiento espiritual. En las paredes laterales se encuentran situadas
dos ventanas, recogiéndose dos grabaciones en su parte superior, donde reza la
inscripción: en una FUERON y en la otra JUSTOS.
Se trata de una construcción
sobria sustentada sobre paredes de 2 mts. de fondo donde se ubican los nichos.
Cuenta con capilla y altar, además cripta donde se encuentran los restos de los
originarios de Marrón, Luis Blanco Rivas (+ 1893) y de Cuba, Clara Escofet
Hernández (+ 1896), promotores de la construcción.
Fue un emprendedor de la época
con conocimientos financieros, desplazándose
a Cuba para colaborar en la constitución del Banco Español de la Isla,
donde conoció a su mujer.
Entre sus descendientes (8 hijos)
se encuentran en este panteón familiar los restos de Angélica Blanco Escofet (+
1959) esposa de Luis Colomo Blanco (+ 1945), el que fuera alcalde de Ampuero en
tiempos del inicio de la construcción de las Escuelas Miguel Primo de Rivera
(1916).
Decir que las sepulturas allí
localizadas, en algunos casos, datan de una antigüedad de más de 180 años.
Agradecemos esta información a Angelica Colomo, nieta de Luis Colomo Blanco.
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