Un establecimiento clásico de hostelería fundado en 1993 cerró sus puertas la pasada semana al jubilarse sus propietarios, José Fernández Setién (cocinero) y su esposa Andrea Ruíz Martínez (metre). Chili y Sita, como son popularmente conocidos ofrecieron al cliente especialidades sencillas y sin mayor decoración.
Muchos fueron a lo largo de todos estos años sus platos destacados, podríamos señalar, por mencionar algunos, las cebollas y pimientos rellenos, los fritos variados, las suculentas mollejas o el zancarrón de ternera. "El Rincón de Chili" se caracterizó también por los platos de temporada, como las angulas, las setas o la caza. En cuanto a la modalidad de caza, destacó la perdiz española guisada a la antigua, "con la paciencia de la abuela" como dijo el crítico gastronómico Rodríguez Linares a quien debemos también estas fotos. También destacó el solomillo de venado o el arroz semicaldoso de caza. El local era pequeño, contaba con siete mesas que llenaban su comedor y un minúsculo bar a la entrada, pero excelente en sus especialidades como las torrijas del postre. Los comensales a los que les gustaba esta sabrosa cocina casera pierden a partir de ahora a un cocinero que atendía los fogones con mano sabia y toque artesanal.
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