Salimos unos minutos de la "cueva invernal"para contar “la
conferencia de Limpias” que se celebró el pasado viernes, 2 de febrero en la
Casa de Cultura, una conferencia a cargo del historiador Fernando Obregón, especialista en
el periodo de la República y la Guerra Civil en Cantabria y autor de
varios libros sobre esta época histórica basados en una gran labor de
investigación.En el salón de actos no cabía un alfiler, Marimar Iglesias, alcaldesa de Limpias, dio a todos la bienvenida y presentó a Fernando Obregón que seguidamente explicó particularidades de cómo se desarrolló la Guerra Civil en el País Vasco y Cantabria y cómo las tropas franquistas fueron estrechando los frentes de guerra. Habló de la caída de Bilbao, de la llegada a la comarca del Asón de milicianos vascos en retirada, de las contradicciones entre las tropas nacionalistas vascas y el resto del ejército republicano y contó cómo ”los nacionales” fueron entrando en los distintos pueblos de Cantabria Oriental, entre ellos en Limpias. La intención de Obregón fue concretar el marco histórico en el cual se produjeron las muertes de soldados vascos republicanos que luego fueron enterrados en una fosa común en Limpias durante el verano de 1937.
Obregón explicó la existencia de dos hospitales en las
cercanías, el de la Bien Aparecida y el de Limpias, situado en la casa
Eguilior, hoy Parador Nacional. Del frente que estuvo bastantes meses estancado entre los
Tornos y Villarcayo llegaban muchos heridos. Los que fallecían en la Aparecida
los enterraban en el cementerio de Hoz de Marrón y los que fallecían en Limpias
en el camposanto cercano a la iglesia del Cristo o de San Pedro.
Se dijo que los heridos y los muertos fueron trasladados a
Limpias en carros de bueyes, imaginamos que algunos de ellos serán los que
integran la ahora conocida como “Lista Larrinoa”, que es en esencia la que ha
despertado el interés mediático por haber aparecido divulgada con amplios
reportajes en “El Correo” y en “El Diario Montañés”.Después de Obregón tomó la palabra José Antonio Larrinoa, un jubilado de Alonsótegui que buscó con tesón el paradero de los restos de un tío suyo que murió con 22 años y que fue un ciclista de gran proyección. Larrinoa detalló su periplo investigador hasta llegar a Limpias donde al fin averiguó que su familiar fue enterrado. Larrinoa criticó en su intervención la falta de cooperación de ayuntamientos, instituciones y asociaciones, tanto cántabras como vascas, en un principio para ayudarle a buscar a su tío y luego para buscar a las familias de las otras personas que aparecen en la lista. Criticó también a la Iglesia por haber permitido construir unos nichos encima de la fosa común en los años 70, y al Obispado, presuponiendo que si hubieran sabido de esta lista de enterrados no la hubieran facilitado.
Más conciliadora fue la intervención del padre Víctor Santos, que se presentó en la sala con el libro original en la mano y explicó que el Obispado desde el principio le autorizó a hacer públicos los nombres de aquella lista.
Precisamente ese día
visitó el cementerio de Limpias el conocido antropólogo Paco Etxeberría.

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