martes, 6 de febrero de 2018

La Conferencia de Limpias

Salimos unos minutos de la "cueva invernal"para contar “la conferencia de Limpias” que se celebró el pasado viernes, 2 de febrero en la Casa de Cultura, una conferencia a cargo del historiador Fernando Obregón, especialista en  el periodo de la República y la Guerra Civil en Cantabria y autor de varios libros sobre esta época histórica basados en una gran labor de investigación.




En el salón de actos no cabía un alfiler, Marimar Iglesias, alcaldesa de Limpias, dio a todos la bienvenida y presentó a Fernando Obregón que seguidamente explicó particularidades de cómo se desarrolló la Guerra Civil en el País Vasco y Cantabria y  cómo las tropas franquistas fueron estrechando los frentes de guerra. Habló de la caída de Bilbao, de la llegada a la comarca del Asón de milicianos vascos en retirada, de las contradicciones entre las tropas nacionalistas vascas y el resto del ejército republicano y contó cómo ”los nacionales” fueron entrando en los distintos pueblos de Cantabria Oriental, entre ellos en Limpias. La intención de Obregón fue concretar el marco histórico en el cual se produjeron las muertes de soldados vascos republicanos que luego fueron enterrados en una fosa común en Limpias durante el verano de 1937.

 Cabe señalar que no fue una fosa donde enterraron a represaliados sino a soldados que murieron en el frente o resultaron heridos y fallecieron después en el hospital. Posiblemente también junto a algunos civiles.

Obregón explicó la existencia de dos hospitales en las cercanías, el de la Bien Aparecida y el de Limpias, situado en la casa Eguilior, hoy Parador Nacional. Del frente que estuvo bastantes meses estancado entre los Tornos y Villarcayo llegaban muchos heridos. Los que fallecían en la Aparecida los enterraban en el cementerio de Hoz de Marrón y los que fallecían en Limpias en el camposanto cercano a la iglesia del Cristo o de San Pedro.

 El libro de Fernando Obregón, hoy agotado, “República, Guerra Civil y Posguerra en los Valles del Asón”, menciona como durante el bombardeo de Ampuero por los aviones franquistas el día 2 de julio de 1937, murieron 38 personas. Se contó que murieron casi todos en la finca de Talledo, la que está situada frente a la farmacia, que fue Casa del Pueblo durante la Guerra Civil.
 
Se dijo que los heridos y los muertos fueron trasladados a Limpias en carros de bueyes, imaginamos que algunos de ellos serán los que integran la ahora conocida como “Lista Larrinoa”, que es en esencia la que ha despertado el interés mediático por haber aparecido divulgada con amplios reportajes en “El Correo” y en “El Diario Montañés”.

 Este asunto de la lista con los nombres de unas 80 personas encontrada en un libro de registros de defunciones de la iglesia parroquial de Limpias y que fueron enterradas en una fosa común atrajo el interés y por ello cerca de cien personas, sino más, abarrotaron el viernes la Casa de Cultura de Limpias.
Entre el público había alcaldes y concejales de distintos pueblos, se encontraba, Eva Ranea, la directora general de Cultura de Cantabria, así como representantes de varias asociaciones vascas relacionadas con la Ley de la “Memoria Histórica”. Asistieron miembros de unas quince familias de los soldados vascos enterrados en la fosa y  público en general.

Después de Obregón tomó la palabra José Antonio Larrinoa, un jubilado de Alonsótegui que buscó con tesón el paradero de los restos de un tío suyo que murió con 22 años y que fue un ciclista de gran proyección. Larrinoa detalló su periplo investigador hasta llegar a Limpias donde al fin averiguó que su familiar fue enterrado. Larrinoa criticó en su intervención la falta de cooperación de ayuntamientos, instituciones y asociaciones, tanto cántabras como vascas, en un principio para ayudarle a buscar a su tío y  luego para buscar a las familias de las otras personas que aparecen en la lista. Criticó también a la Iglesia por haber permitido construir unos nichos encima de la fosa común en los años 70, y al Obispado, presuponiendo que si hubieran sabido de esta lista de enterrados no la hubieran facilitado.

Más conciliadora fue la intervención del padre Víctor Santos, que se presentó en la sala con el libro original en la mano y explicó que el Obispado desde el principio le autorizó a  hacer públicos los nombres de aquella lista.

 Así mismo declaró que están estudiando colocar una placa de mármol en la que figuren los nombres de los fallecidos. Y el párroco de Limpias también dijo que se debía encontrar a las familias de aquellos soldados para poderlas notificar que en su día estas personas fueron enterradas aquí, en un espacio digno.

 Fueron soldados en su mayoría vascos pero también cántabros y asturianos y tal vez personas civiles que fallecieron esos días. Días en los cuales las autoridades republicanas los enterraron como pudieron porque las tropas de Franco bombardeaban y se encontraban ya a las puertas.

 Algunos familiares de aquellos soldados preguntaron si era posible llegar a la identificación de los restos. El sacerdote no cree posible las exhumaciones por el tiempo transcurrido y porque se llevó a cabo hace décadas una reducción de la fosa, antes de levantar en el lugar un bloque de nichos.
Imaginamos que la principal dificultad  estribaría en hallar esos huesos entre tantos otros, y eso si aún existen. Pero este asunto lo tendrán que decidir los investigadores.

 Precisamente ese día visitó el cementerio de Limpias el conocido antropólogo Paco Etxeberría.   

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