viernes, 9 de noviembre de 2018

Castañas asadas


Esta mañana iban los niños de la escuela en dirección hacia el polideportivo con intención de celebrar la magosta, la fiesta de asar castañas y he recordado la estampa de Mariano, el heladero, también churrero y castañero. Instalaba las noches de invierno su máquina de asar castañas, que era una especie de carro, ya no se si con forma de locomotora de tren. Han pasado muchos años y cuesta evocar el calor y el aroma de aquel fuego que tanto nos cautivaba a los niños. Se colocaba cerca de la actual puerta de la Casa de Cultura y envolvía las castañas, en cucuruchos de papel estraza o de periódico.  Las codiciadas castañas se asaban a fuego lento con brasas de carbón, depositadas en un cajón inferior, las castañas iban en otro cajón más alto que Mariano meneaba de vez en cuando para agitarlas y que se tostaran por ambas caras. En Burgos hace un par de meses saqué la foto de una escultura de bronce que representaba a una castañera, una bonita manera de recordar ese antiguo oficio. Algún día podría llevarse a cabo en Ampuero algo similar y rememorar a Mariano y a  aquellos años de nuestra infancia.
 
 

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