Pero todo ello no vale si luego se va quedando el parque sin arbolado y va ganando espacio el cemento y el automóvil. Hace unos días fueron seis chopos los que cortaron, seguro que era necesario, por ser viejos y peligraba que el viento los derribara. Lo malo es que ahora quedan los tocones como una estampa desagradable y una especie de vacío, de nada. Ya no habrá sombra en verano. ¿No será conveniente ir plantando nuevos árboles? Sustituir cada uno que se va quitando por otro nuevo. De otra naturaleza, tal vez mejor, árboles de tamaño medio, como encontramos por ejemplo en los parques de Laredo. Seguro que hay asesores expertos en estos temas.
También se necesitan nuevos bancos pero en este tema ya sabemos que el gamberrismo suele hacer mucho daño, la solución es buscar bancos bien sólidos, ¿no? Hay que cuidar este parque.
Y si algo falta algo sobra, piedras.
Aspecto actual de la zona de la Presa, del pedregal dejado por la pasada riada.
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