«Me he vuelto a poner a dieta. He
conseguido sobrevivir a duras penas a estas Navidades, y por apenas un kilo me
he librado de la muerte. No quiero que este año mi peso sea considerado óptimo
y acabar como la mayoría de mi familia, me niego. Sé que no está bien visto ser
delgado, pero os aseguro que eso es lo menos importante cuando se acerca el fin
de año y te asalta esa sensación de incertidumbre que te atenaza el pescuezo y
te tensa el moco. Sí, soy un pavo flaco, pero también soy un pavo vivo.»
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