Los peores
pronósticos se cumplieron y esta mañana encontraron el cuerpo sin vida de Tomás
Bergado Lavín, el cubano.
Yo confiaba
que estuviera por ahí de viaje pero
permanecía
en su casa de la calle Abajo.
Han entrado
en ella, con autorización judicial,
porque ya los vecinos sospechaban que algo iba mal, que alguna
desgracia le podía haber ocurrido, ya
que no lo habían visto en varias semanas. Ni recogía la correspondencia, ni el
teléfono, ni las cerezas de su huerta.
Era una
persona que ha vivido sus últimos años casi recluido en su casa
relacionándose muy poco.
Era mi amigo y lamento que haya tenido una muerte tan triste,
pocas cosas más se pueden decir en estas circunstancias.
Que descanse
en paz, supongo que si fuera posible en otra existencia le gustaría reencontrarse con los paisajes tropicales de su infancia.
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