HISTORIA DE DON
MANUEL VÉLEZ HIERRO DE LA INFANTA,
Pero hace unos años asistí a una exposición en la Casa de Cultura y me fijé en un escrito sobre los molinos harineros, pues mi abuela materna tuvo uno en Limpias que se llamaba “El Parral”.
Y estaba expuesta una rueda de ese molino, que se quemó hace unos años, y vi un escrito que rápidamente reconocí, y como tal, se lo hice saber a un profesor del instituto de Ampuero que vive en una casa de Collado y para confirmar que se trataba de la letra de mi antepasado le llevé el que tenía yo, y reconoció que era de la misma persona, mi tatarabuelo.
Mi tatarabuelo, tenía numerosas fincas en Logroño y Burgos, de las que era propietario y en algunas criaba caballos para el ejército.
En el transcurso de la guerra carlista, en dicho garaje se celebró un baile, era de gente del pueblo, pero fueron invitados soldados. A este baile asistió tío Jeromo, un ampuerense que tenía gran aprecio a mi tatarabuelo y oyó una conversación entre los soldados que decía que iban a subir a casa de Manuel Vélez, y que si encontraban lo que buscaban, esa misma noche, sería fusilado en la plaza de Ampuero.
Entonces tío Jeromo se salió del baile con mucha cautela y se subió a Cerbiago a través de los prados, y llegó a casa de don Manuel y le dijo que tenía que destruir el retrato del Rey que poseía, y mi tatarabuelo se negaba, quería esconderlo debajo de las losas de la cocina; pero al final tío Jeromo, que sabía toda la gravedad que existía, logró convercerle, y quemaron el retrato.
Estaban recogiendo las cenizas, y llamaron a la puerta eran los soldados y tio Jeromo, se bajó por una ventana al naranjo, y desde allí emprendió viaje a Ampuero.
No encontraron el retrato y por lo tanto no pudieron acusarle de nada.
Allí, pasaban en una barca desde Laredo, ya que entonces no estaban construidos los puentes; bien la mujer o bien mi bisabuela que se llamaba Juana, le llevaban la comida, bien garbanzos, pongamos como ejemplo, y en la parte de debajo del puchero, le llevaban las cartas que le llegaban desde Logroño o Burgos, y él hacía lo mismo mandaba las suyas por el mismo procedimiento.
Esperando su condena, allí pasaba día tras día. Hasta que un buen día dijeron: Don Manuel Vélez Hierro, que salga al patio como esté, él pensaba que le iban a matar al llegar al patio, en calzoncillos, pues no lo dejaron vestirse, oyó como decían: Queda usted libre de todos los cargos que se le imputaban, queda en libertad y se puede ir a su casa.
A partir de ahí, mi tatarabuelo que era inmensamente rico,
donó a los carlistas parte de sus propiedades y caballos y la familia se quedó
sin nada.
Comenta mi padre, que subía a su casa de Cerbiago por
terreno propio desde Ampuero por los prados y se veían entonces cantidad de
cerezos en flor.Esa casa fue dada en herencia a una prima de mi abuelo que se llamaba Ernesta, y esta la vendió a una cuñada, que era viuda de Carlos García, el dueño de la casa de se ubicaba la ferretería de Isaías.
Más tarde la compró Cortejoso, un médico y la reformó totalmente. Actualmente no se a quien pertenece”.
La Casa de Manuel Vélez en Cerbiago
No hay comentarios:
Publicar un comentario