miércoles, 12 de noviembre de 2014

Y los pimientos colgados

 
Esta fotografía fue publicada en el ABC a finales de agosto de 1937 o principios de septiembre. Y en el texto se podía leer:
“Ampuero. Bendición y entrega de una bandera de España perteneciente a la segunda (línea) de Falange Tradicionalista y de las JONS, de Ampuero, celebrada recientemente. Foto: Samot”.
La foto posiblemente corresponde al 28 de agosto. El 26 entraron los nacionales, la jornada anterior las tropas franquistas durmieron en las Nieves.
 “Lo hicimos desplegados, con cierta precaución. Algunos  gudaris aparecen enarbolando trapos blancos y quedan prisioneros. Acampamos para dormir, muy cerca de la ermita”.
( Nos cuenta Alejandro Corniero Suárez en su libro “Diario de un rebelde”, un libro  que en 1985 fue finalista del Premio “Espejo de España”. Su autor es un juez que se hizo famoso por intervenir en un programa de televisión).
El día 26 entraron los soldados por la Bárcena… “encontrando a su paso un entusiasmo desbordado”.
Pero es el día 28 cuando parece ser que se llevan a cabo festejos organizados.
“Hervía como nunca, por la tarde, la plaza del pueblo, en animación y en algazara. Se dejaba uno llevar sin querer de la alegría del momento, entre la charanga del kiosko y las risas y las canciones de la gente”.

Como es de imaginar “la alegría” de aquellas jornadas ni mucho menos alcanzó por igual a todos los vecinos, quienes se significaron en el pueblo por ser izquierdistas, durante los meses anteriores, si aún no habían huido podían temer las peores represalias.

( Se estima que en la represión republicana murieron asesinadas 6 personas en Ampuero y durante la represión franquista 18. Fernándo Obregón)

Aquel día se debieron reunir en la plaza soldados, oficiales, falangistas y ...“todas las muchachas del pueblo, guapas y feas, las que bailaban – o lo que fuera- aquello que tocaba la banda, y las que preferían pasear discretamente con cualquier fácil galanteador, en la penumbra de los soportales…”.
Alejandro Corniero permaneció  en Ampuero hasta el 1 de septiembre cuando  recibieron  la orden de “liberar Asturias”.  Su libro es una especie de diario que iba escribiendo a lo largo de la guerra.
Volviendo a la fotografía, vemos que el balcón del “Café La Juventud” se convirtió en una improvisada y extensa tribuna, engalanada con las banderas de España y la Falange, así como con la cara de José Antonio pintada en la pared, el yugo y las flechas, el tradicional “Arriba España” y colgaduras con banderines que incluían, mirando la imagen con detalle,  la bandera nazi con la cruz gamada.  En la solana del segundo piso de la que anecdóticamente cuelgan pimientos,  se situaron las mujeres y en el primer piso los hombres, excepto una señora que viste con mantilla y que posiblemente haga entrega al final al orador un ramo de flores. En el rincón de la izquierda toma nota del discurso, imaginamos que el secretario en funciones del ayuntamiento. El encargado de la arenga política no sabemos con certeza quien fue, el militar de mayor rango o tal vez un destacado falangista ampuerense como Antonio Ruiz Arenado, hermano de Martín, aún jefe provincial de Falange y delegado del Gobierno Militar. Martín murió en accidente de automóvil uno o dos días después, cuando se dirigía por el puerto del Escudo a Santander.



En el libro “República, Guerra Civil y Posguerra en los Valles del Asón” de Fernándo Obregón Goyarrola se lee que Antonio Ruiz Arenado “pronuncia un discurso  muy expresivo del ideario original de la Falange, anticapitalista y con un fuerte contenido social”, a los pocos días de entrar los nacionales. Parece ser que este discurso  fue pronunciado con motivo del nombramiento del nuevo Ayuntamiento de Ampuero.
En él destacan frases como: “Hay que desvelarse por las clases trabajadoras, por las gentes del pueblo que han vivido siempre en un estado lamentable y sin apoyo, esos pueblos que rodean nuestra Villa, sucios, sin alguna higiene, desamparados siempre por las clases capitalistas, esas clases que han traído a nuestra querida España a la catástrofe más grande de todos los tiempos. En España ya no existen clases ni castas, solamente Españoles…”
Habla en contra… de los extranjeros perniciosos, de los politicastros y caciques que desgraciadamente en este pueblo han abundado bastante.

Aboga por… la reforma económica y la reforma social de la Agricultura.

Será designio preferente del Estado Nacional-Sindicalista la reconstrucción de los patrimonios comunales de los pueblos. Repudiamos el sistema capitalista, que se desentiende de las necesidades populares, deshumaniza la propiedad privada y aglomera a los trabajadores en masas informes, propias a la miseria y a la desesperación.
Y termina… ¡Arriba España! ¡Viva el Generalísimo! ¡Viva Nuestra Señora la Virgen de la Bien Aparecida!
(Libro de actas de Ampuero, 15 de septiembre de 1937)

Como bien dice Fernándo Obregón el ideario original de la Falange se iría diluyendo al convertirse en el partido único del régimen franquista. Vamos, que los caciques que gobernaban los pueblos en connivencia con el clero no desaparecieron, menos aún en las zonas rurales.
En la segunda fotografía vemos en el balcón con más detalle al orador, a oficiales del ejército, al párroco de Ampuero, don Julián Escalante,  a otro sacerdote, e imaginamos que también a los vecinos que ejercerán de nuevos concejales.

Continuará
 

 

 

 

 

 

 














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