Una fiesta en Madura (India). Antes de la siembra se
sacrifica un hombre a Prishni, el dios de los campos. Es un muchacho joven,
fuerte, musculoso. Lleva una hermosa guirnalda de flores , de botones de rosa y
de metal. Lindos cascabeles a los pies… Se le afianzan los garfios en la
espalda de la víctima destinada al sacrificio, luego se le suspende de una pértiga,
una especie de cucaña enguirnaldada, de colores vivos, con un gracioso quitasol
en lo más alto, una muchedumbre se congrega a su pie. Se deja desangrar al
hombre hasta que pierde el conocimiento.
Entonces ha llegado el momento de
hacerle descender por la cuerda tirante.Y ¿ha llegado el momento de la piedad? No. La muchedumbre
considera que el sacrificado es ya presa
de Dios. Su vida es de Prihsni. Entonces, al llegar al suelo, se abalanza sobre
él y le despedaza.
Este pueblo de viejas tradiciones es una colonia. Ha perdió
su libertad. Entre todos sus dioses no han podido conservárselas. Los ingleses
han prohibido el sacrificio humano anual, en aras del dios de los campos…
Luis Bello. La ESFERA 1924.
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