En un artículo titulado: Leoncio Marugán. Fotógrafo. (Lamento
no poder citar su autor).
Pude leer que Teresa Marugán mantuvo vivo el estudio fotográfico
“hasta que decidió donar sus viejas
compañeras de fatiga. Alguna de sus cámaras irán al Museo de la Magdalena;
otras viajarán a formar parte del Museo de Fotografía de Florencia y los
negativos en placa de cristal, cuidadosamente conservados, del Cristo que
hicieron famoso a su padre, irán al Museo Provincial de Arte Sacro”.
Teresa Marugán, continuó con el oficio de su padre por lo que en ocasiones podemos ver el sello
Marugán y no estar seguros si la foto la tomó el padre o la hija. Teresa
realizó más bien retratos y no fotos en el exterior, aunque sí desde los
balcones de su casa (en el edificio donde se encuentra la farmacia) sacó
determinadas veces imágenes de los encierros o de la Nogalera. En los últimos
años las fotos las revelaba en Laredo, era muy exigente y perfeccionista.
Recuerdo que una vez me vio con una cámara pequeña y me dijo que las máquinas
modernas tenían unas lentes muy buenas y
que no era necesario grandes equipos para realizar buenas fotos. En su casa
atesoraba unas cuantas máquinas antiguas, algunas de mucho valor, también otros
aparatos curiosos como visores para ver imágenes estereoscópicas, que crean una
ilusión de profundidad o tridimensional.
Un aspecto del estudio de Teresa Marugán, a finales de 1980.
Qué pena que no hubiera existido en Ampuero, entonces, un lugar
apropiado donde exponer y cuidar sus
máquinas, imagino que ella se hubiera sentido orgullosa de que ese legado
familiar se quedara en el pueblo. Ya lo estoy pensando... un espacio museístico
que albergara cosas de Ampuero, a su colección de máquinas sin duda se hubieran
ido añadiendo nuevas aportaciones de otros vecinos. Dentro de vitrinas: los
negativos de cristal, las postales de principios de siglo XX; habría fotos expuestas en marcos y seleccionadas en cajones, centenares de
imágenes organizadas por temas diversos, fechas y valor documental.
En otra sala se hallaría todo el material digitalizado al
servicio del público, que deseara pasar una tarde consultando los fondos, por ejemplo buscando
imágenes de la celebración de las Marzas, de equipos de fútbol, de la plaza de
toros antigua de la Nogalera, del Colegio de las Monjas o de las escuelas. Navegando
entre miles de imágenes de Ampuero y de los ampuerenses de distintas
generaciones habríamos pasado horas entretenidas. Habría sido un museo
abierto y en continuo crecimiento; imaginar
si en su día se hubiese invertido en tal proyecto, no creo que el dinero fuera un factor clave, sino más bien la seriedad, la ilusión y el trabajo de un equipo de personas que por una u otra razón no llegaron a considerar este tema de interés.Tampoco vamos a exagerar y sentirnos desgraciados, a fin de cuentas se han conservado muchas fotografías antiguas de nuestro pueblo para que lleguen a las generaciones venideras. Las máquinas ya se quedaron en Florencia.
Hoy sigue sin existir ese espacio museístico y no sabemos si los jóvenes en el futuro apostarán por él.
En la fotografía aparece un negativo de cristal de Leoncio Marugán, sobre la visita que realizó Miguel Primo de Rivera al Ayuntamiento de Laredo, a finales de los años 20. Es una imagen, doble, una imagen estereoscópica.
En un artículo publicado por "europa press" el 27 de enero de 2010, se decía:
LA UNIVERSIDAD DE CANTABRIA RECUPERA EL LEGADO FOTOGRÁFICO DE ANTONIO FACI CON UNA EXPOSICIÓN Y UN LIBRO. EL PRÓXIMO PROYECTO PREVISTO ES EL DEL FOTÓGRAFO LEONCIO MARUGÁN....
El Archivo de Leoncio Marugán está depositado en la UC por cesión de su familia y abarca ochenta años de la historia de Cantabria, de 1900 a 1980.
La colección incluye imágenes sobre playas, romerías, trajes regionales y otras muchas temáticas. Esta colección se quiere digitalizar y es un proyecto de recuperar el patrimonio fotográfico.
Otro negativo de la colección de Marugán, en este caso se ve el puente de Marrón y el chalet de doña Julia.
Teresa, un tiempo antes de morir, sacó de varios cajones 20 o 30 negativos, entre ellos algunos de cristal y otros de plástico o acetato de celulosa y me los regaló por lo que se desprende del artículo anterior la colección de su padre ya la había cedido a la Universidad. De lo cual me alegro porque yo ya estimaba que la colección de Marugán no existía.
Me contaron que antes de Marugán en Ampuero hubo un fotógrafo que se llamaba Foronda y vivía en Cantarranas y que al poco de morir su mujer o su hija, un día que el Vallino iba muy crecido, agarraron todas las cajas de papeles y tiras de negativos y al río. Entonces no se valoraban del mismo modo que hoy esas cosas, sólo eran molestias en los armarios.
Otro día seguiremos
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