miércoles, 25 de marzo de 2015

La magnolia de Marrón


   La magnolia de Marrón, un árbol muy singular que anuncia cada marzo la llegada de la primavera.

Es un árbol híbrido por cruzamiento de varias especies de origen francés, por lo que podemos leer a continuación.

" Es el primer árbol que estando completamente desnudo (eso significa el término denudata), con sus ramas grises y siendo uno más entre los que perdieron sus hojas a finales del otoño, estalla en una explosión de flores rosadas de una delicadeza y belleza poéticas. Solo le siguen los frutales: cerezos, manzanos, durazneros... mostrando tímidamente sus primeros pimpollos.

Y sí, son tan bellas sus flores, tan perfectas, con su forma acapullada como los tulipanes, y sus pétalos firmes (en realidad son tépalos) como esculpidos en cera, que es imposible pasar indiferentes frente a ellas. .... Se trata de árboles ornamentales que visten muy bien los jardines, y como en la ciudad no hay muchos jardines al frente no tenemos el privilegio de disfrutarlos...

Es un arbusto o árbol pequeño, que puede llegar a alcanzar los 9 metros de altura. Sus hojas son caducas, alternas, enteras, de color verde claro y pueden medir hasta 15 cm de longitud.
Este arbusto se encuentra provisto de flores grandes, en forma de tulipán, que miden 15 cm de diámetro, son muy aromáticas (poseen un aroma similar a la banana) y de color púrpura o rosa por fuera, y blancas en el interior de los tépalos. Las mismas tienen la particularidad de aparecer antes de que lo hagan sus hojas..."

¿Quién era el creador de la Magnolia x soulangeana?

Su creador es Etienne Soulange-Boudin (1774-1846), de nacionalidad francesa miembro de la Societe Linnenne de Paris y de la Societe d'Encouragement pour l'Industrie Nationale Extrait des Annales de Agriculture Francoise.
Creó la bella Magnolia x soulangeana (se pone x porque se trata de una cruza o híbrido) polinizando dos variedades originarias de Japón (según algunos autores de China) en la década de 1820, en su propiedad en Francia.
Según reporta John Claudius Loudon, en unas crónicas de viaje de M. Soulange-Boudin a Inglaterra en 1824, Soulange-Boudin no era exactamente un hombre de vivero, sino uno de esos caballeros o terratenientes, comunes en el continente, quienes aman la jardinería y tienen colecciones de plantas, y las propagan con el objetivo de venderlas para ayudarse con las expensas de sus propiedades.

Fuente: desdemijardin.blogspot.com.es


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