miércoles, 17 de mayo de 2017

Juegos Infantiles I, por Garper


 EL RINCÓN DE GARPER 
LA NOSTALGIA DE LOS JUEGOS INFANTILES CON MOTIVO DE LAS FIESTAS
 Como diría el poeta: “Entre mis recuerdos de infancia, emergen los juegos infantiles que se hacían en mi pueblo de Ampuero con motivo de las fiestas”. En la fotografía vemos a Olga y a Roberto Serna durante el Juego de la Patata.










Aunque nos referimos, especialmente a las dos primeras décadas de la postguerra y a la tercera, conocida como la década yeyé o prodigiosa, los niños y niñas de entonces volvemos a vivir aquellos años de la leche en polvo y el queso amarillo y salado en las escuelas. Las vivencias de nuestra infancia guardan en las memorias con nostalgia y alegría el tiempo pasado pero, sobre todo, bien podemos decir y cantar: “Que tiempo más feliz”…

Cómo disfrutábamos participando en el evento infantil, dirigido y coordinado por Daniel Freire. No faltaban las “bombas japonesas” que subían con fuerza tras aquella explosión de ruido tan especial que al abrirse esparcía en las alturas papelitos, serpentinas, caramelos que envuelto en el humo daban un colorido inusitado. Caían caramelos, pequeños silbos y otros regalos diminutos. ¡Qué algarabía! ¡Qué alegría! Espectacular era la suelta de globos de papel. Se encendía el algodón, el globo iba hinchando y con la habilidad de Freire salía hacía lo más alto, ante la mirada entusiasmada de la chiquillería y de la gente mayor que también se concentraba en la Plaza Mayor.

 Carrera de Sacos, organizada en Marrón hará un par de años.

Cuando llegaba el momento de las ollas de barro crecía la tensión. A los participantes les tapaban los ojos con un pañuelo y tras darles unas vueltas quedaban en las cercanías de las ollas que colgaban de un cordel bien cerradas por la parte superior con un trapo bien atado. Con un palo y ante  el griterío del público, orientando al participante se oía: “hacia adelante”... “un poco a la izquierda”… “un paso atrás”… “ahí”… “¡dale!”…  Cuando conseguían el objetivo y rompían el recipiente de barro llegaba la sorpresa. Unas veces caían monedas de “perra chica” y “perra gorda” junto a alguna de dos reales (las del agujero) acompañadas de papeles de colores. En otras caía solamente el agua que contenían. A veces la sorpresa era un gato que saltaba ágil y asustadizo y la mayoría contenían caramelos.

   Era muy concurrida la carrera de cintas para la cual se colgaban cintas con una anilla en la parte inferior. Dichas cintas estaban metidas en una caja de madera alargada y colgada horizontalmente. Las cintas salían de la caja por una abertura y los chicos y chicas participantes pasaban montados en sus bicis por debajo y con unos palitos de avellano, un lápiz o el mango de madera de las históricas plumas de la escritura escolar, lo introducían por la anilla y con habilidad tiraban para extraer la cinta… (CONTINUARÁ)
                                    Garper

  

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