María Teresa Albo Aguirre y Jesús García Pérez (Garper)
ofrecieron el pasado viernes en el Palacio de la Bárcena una interesante conferencia
sobre el Embalse del Juncal, en el marco de las V Jornadas Culturales “Torre de
Espina”, organizadas por la Asociación “Emporium”. Ambos ponentes son miembros
de la Asociación “Garapayo”, que persigue la defensa del patrimonio histórico,
cultural y natural del Valle de Guriezo.
Por esa razón esta asociación defiende la tradición oral como fuente histórica, incentiva los estudios y demanda investigaciones sobre la historia local.
“Las historias generales que se leen en las enciclopedias no hablan de los temas de los pueblos y muchas veces los datos se deforman. La administración pública debería gastar algo más de dinero en investigaciones”.
El Juncal es una obra de ingeniería que ha embellecido la
zona y que cumple su primer centenario. Un lugar de sosiego y belleza, situado a 550 metros de altitud, donde
pasta el ganado monchino, las ovejas y caballos y se puede contemplar el vuelo
de los buitres. El canal tiene 12 kilómetros. “A veces la mano del hombre”,
dijo Garper, “consigue engrandecer la belleza del paisaje. Maravilla la vista
desde la ermita de las Nieves. Muchos piensan que es un lago pero es un pantano
artificial”.
El embalse se proyectó en 1905 y en 1916 cuando ya se contó
con fondos económicos se inició la construcción de los muros de contención, de
las escolleras de cierre. “Fue una obra para quitarse el sombrero”. El
ingeniero que ideó y construyó el pantano y
los canales fue Álvaro de Villota Baquiola, influyente vecino de
Guriezo, dueño de la ferrería La Yseca. “Un hombre valiente y competente”.
En esa intrahistoria
de la construcción del pantano, que duró hasta el año 1924 cuando ya se ponen
en funcionamiento las dos centrales hidroelectricas, nos contó Garper que
muchos trabajadores vivían en barracones y la convivencia provocó algunas veces
peleas, llegando a morir apuñalado un obrero, un crimen pasional. Otro murió
ahogado y un tercer fallecido se despeñó. También las obras provocaron algunos
matrimonios en Guriezo. El avance de las obras fue lento por la escasez de
algunos materiales a consecuencia de la Primera Guerra Mundial. Hasta 1930 se
llevaron a cabo algunos arreglos.
El pantano contiene 2 millones de litros de agua, se
abastece del río Remendón y otro arroyo que viene de Vizcaya. María Teresa nos
habló de los caños, de los tubos que van con pilastras que salen del Juncal y
llegan al Pontarrón. Nos dijo que pertenece a la Confederación Hidrográfica del
Norte, aunque la empresa que lo explota es Iberdrola, actualmente abastece de
agua a Castro Urdiales los meses de verano a través de la llamada Autovía del
Agua. En Trebuesto se encontraba la antigua estación llena de turbinas. El agua
se lleva por túneles, caños, acequias, compuertas. La depuradora de agua se
sitúa en Guriezo.
“El Juncal, el espejo de Nuestra Señora de las Nieves, obra
de un gran ingeniero, lugar de ensueño, que merece la pena visitar y que hoy es
transitado por senderistas, deportistas… aunque está prohibido bañarse en sus
aguas”.
La palabra garapayo designa a la parte superior de una
vivienda, la más próxima al tejado, lo que llamamos el desván, la zona encima
del payo, “donde se secaban las alubias”.
Garper, como bien señaló María Teresa, habló del Juncal como
fiel cronista al que le gusta la historia viva, el costumbrismo, la
intrahistoria que no suele estar escrita en ningún libro o enciclopedia, documentado
sobre todo en las vivencias de las personas mayores con quienes ha conversado a
lo largo de los años. “Lo que se pierde en los pueblos queda en el olvido”.Por esa razón esta asociación defiende la tradición oral como fuente histórica, incentiva los estudios y demanda investigaciones sobre la historia local.
“Las historias generales que se leen en las enciclopedias no hablan de los temas de los pueblos y muchas veces los datos se deforman. La administración pública debería gastar algo más de dinero en investigaciones”.
En Guriezo hubo mucho trabajo durante los años en los que se
llevó a cabo la obra, posiblemente intervinieron 500 o 600 obreros, sumando las
mujeres que iban de cocineras, de lavanderas… Al principio cobraban 2 pesetas
al día, luego subió el sueldo a 6 pesetas. Se trabajaba desde las 6 de la mañana hasta
las 12 del mediodía y 1 a 6 de la tarde, domingos incluidos. Hubo trabajadores de Guriezo, Somorrostro,
también de Ampuero y otros pueblos
limítrofes y hasta gallegos y portugueses. Garper recordó a varias personas que
trabajaron en el Juncal, entre ellos a un famoso carretero Arispe, que
transportaba cargas desde Vizcaya y subía con sus bueyes y poleas los tubos y
las turbinas monte arriba.
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