En la última sesión de vaquillas, la del domingo, pudimos ver a una vaca saltar al callejón. Según Guizo también lo hizo otra un día anterior. Contó Guizo que el sábado por la noche no cabía un alfiler en la plaza y que se vendieron todas las entradas y más se hubieran vendido si el aforo fuera mayor. En la sesión nocturna del viernes también hubo mucha gente. Este año el empresario habrá salido bien contento.
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