Está junto a la parada del autobús y hace ya mucho este contenedor tiene un agujero por el cual caen al suelo las cosas pequeñas que se metan en él. Meses o tal vez un año, ya es un viejo amigo. Aún recuerdo cuando deposité en él una caja llena de rellenos de goma espuma, esas piezas blancas que vuelan con el menor viento. Claro ese día sí hacía viento.
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