Los Atrancos son una serie de bloques de conglomerado colocados en línea paralela que sirven para cruzar el río Vallino sin mojarse los pies. Fueron construidos en el año 1955, nos cuenta Marcelino, el del molino, con ayuda de estacas de eucalipto y moldes de cemento. Se hicieron con buena base y punta triangular para cortar el agua y que así resistiesen el empuje de la corriente. Nos dice también nuestro amigo Garper que el difunto Miguel Colina, vecino del Muradón fue el encargado de la obra, bajo la supervisión de Paulino Secunza. Los gastos fueron sufragados por dos indianos, uno de la Bárcena, Bibiano Martínez y el otro de Bernales, Patricio Cuadra. Se construyeron también dos lavaderos uno en cada margen del río. Mientras duró la obra acudían a trabajar alternativamente vecinos de la Bárcena y de Bernales, un día cada cuadrilla. Con anterioridad al emplazamiento de esta "pasadera" existían en este paso estratégico del río piedras dispuestas con mayor o menor acierto pero las riadas terminaban arrastrándolas una y otra vez. Hay que valorar la importancia que supusieron los Atrancos, dado que el puente de los Tilos no se levantó hasta mediados de los años ochenta. Los Atrancos suponían un cruce de caminos muy transitado. Hoy en día pese haber perdido parte de su funcionalidad siguen resultando útiles. Y ahí continúan presentes en el paisaje, como un particular patrimonio de nuestro pueblo, como una estampa entrañable.
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