«No soy escéptico, pero sin duda, no
creo en lo desconocido; lo que haya detrás de mi puerta, lo que sea que esté
repicando tras de ella, debe ser producto de mi consciencia o imaginación. No
atiende a la espera; pregunto quién es y lo peor es que contesta. Ha aprendido
a hablar: «Soy yo». No habría problema si la voz no me fuera conocida. «Soy yo»
no es su respuesta, sino la mía. Soy yo quien toca tras mi puerta. Abro y sé
que uno de los dos tendrá que irse. El problema es de qué manera.»
«Mientras arropaba a mi sobrino, él me
dijo: —Tata hay alguien en el armario. Yo le contesté: —No hay nadie. Pero por
su seguridad miré. Encontré entre su ropa a mi sobrino tembloroso. Miré hacia
atrás y fue cuando vi su sonrisa.»
Primera vez, por José Álvarez
«¡Despacio, por favor! Es mi primera
vez -dijo, después el asesino le clavó lentamente el cuchillo.»
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