El reloj de
la estación sigue marcando las horas rodeado de la mayor de las soledades,
continúan girando sus agujas centenarias pero ya nadie se fija en ellas, porque
no hay viajeros que esperen en el andén la llegada de su tren o que aguarden
familiares.
Hace dos
años aún se podía viajar en esta línea a Santander o Bilbao con cierta garantía
de llegar a tu destino, viajaba poca gente sí, pero era un medio de transporte
barato; cómodo, podías ir leyendo en el camino, observando el paisaje, te
dejaba en el centro de la ciudad, tenías opciones para volver a una hora u
otra. Lo elegían personas mayores y chavales, estudiantes y también en estas
épocas turistas extranjeros, pero las autoridades lo han abandonado y siguen
dando discursos grandilocuentes sobre el AVE, sobre la España Rural, sobre la
España Vaciada, sobre nuestros jubilados, sobre todo lo que van a hacer por
nosotros… pero del tren se olvidaron.
Hace un par
de años todo empezó a fallar, un día el tren llegaba tarde, otro se averiaba y
había que esperar a que llegara otro para hacer un transbordo. En ocasiones no
salían de la estación por falta de maquinista y otras veces de lo que se
carecía era del propio tren, que andaba por otros derroteros y terminaban
llevándote parte del recorrido en taxi mediante rodeos insufribles. Bien a las
claras los que trabajaban en el tren te decían que estaban hartos de la
situación y que aguardaban con impaciencia poder jubilarse.
Hoy en día
tan sólo hay dos trenes, uno que pasa por Marrón y va hacia Santander a eso de
las 9,30 y otro que viene a esa misma hora más o menos desde Santander a
Marrón. Ni siquiera hay opción de pedir ida y vuelta porque uno tendría que
hacer noche en Santander. ¿No creen
que la burla ha ido demasiado lejos?
No estaría
de más que los alcaldes de la comarca preguntaran por el tema a los políticos
regionales y miraran por el interés de los vecinos de tantos lugares conectados
por la vía ferrea y si lo que quieren es quitar el tren que lo digan.
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