viernes, 13 de agosto de 2021

Presentada la novela "Dios, Patria y Rey"

 Esta tarde el ampuerense Fernando Bringas de la Peña, catedrático de literatura española y crítico literario presentó en el salón de actos de la Casa de Cultura de Ampuero la última novela de Dionisio García Cortázar: “Dios, Patria y Rey (Venció el Amor”).  Abrió el acto el alcalde de Ampuero, Víctor Gutiérrez, que agradeció a ambos ponentes su presencia y haber querido presentar el libro en Ampuero. Esta novela ya conocemos que salió durante la época de la pandemia y se ha retrasado su presentación hasta hoy. Juan José Espina y Escorza es el personaje principal de esta novela histórica cuya trama se desarrolla durante la I Guerra Carlista. Fernando calificó la obra como extraordinaria y de gran calidad literaria y señaló que Dioni nos sorprende con un relato de 500 páginas donde la acción se desarrolla mayoritariamente en el Valle del Asón: Ramales, Ampuero, Udalla, Laredo, Santoña… Hay que agradecer a Dioni que nuestro pueblo salga reflejado en este universo literario, en una novela que seduce, que provoca emoción y anima en su lectura. Se trata de una novela histórica, un género hoy en ebullición, en la cual se mezclan personajes que existieron realmente con otros figurados. Y es, nos dijo Fernando, también una novela realista por su contexto y sus personajes de carne y hueso. Y no menos son importantes los valores que dan significado al relato como el amor sincero, la amistad, el compromiso militar como digno soldado que era Juan José, firme en sus creencias religiosas y en sus responsabilidades familiares. Sin duda hay en esta novela una ingente labor de investigación por parte del escritor y Fernando Bringas terminó comentando que gracias a la utilización de frases cortas estructuradas en capítulos con mucha acción, lenguaje ameno y coloquial podría incluso sugerir un guion cinematográfico, con recorrido turístico.

Dionisio García Cortázar agradeció las palabras de Fernando Bringas y que su crítica literaria subía su ánimo e incluso su vanidad. Dijo el autor que había escrito los capítulos con viveza, que algunos personajes continuaban siendo los de la anterior novela: “El cura negro”. Juan José Espina, la persona más influyente de Ampuero, propietario del Palacio de la Bárcena y de muchas otras heredades, era un hombre atormentado, que temía reunirse con su familia en especial con sus dos hijos, porque él fue el responsable de la muerte de su madre a la que disparó con una pistola. Temía llegar a Ampuero y ser mal recibido por sus vecinos y aspiraba a vivir retirado en Ogarrio, había estado recluido en una prisión en África diez años. Ahora nos situamos, nos cuenta Dioni, en el año 1834 pero entonces ya había estallado la Guerra Carlista con todas las circunstancias trágicas que acarreó a España y singularmente adquirió gran relevancia en el Valle del Asón. Juan José se alista con los carlistas que era la fuerza militar que se oponía a los liberales y que en Ampuero tenía mucho apoyo.  Y claro Espina era partidario de quienes perseguían mantener el viejo régimen, los mayorazgos, la influencia de los curas, las tradiciones más antiguas. Y Dioni nos explica que la opción militar que tomó Espina no podía ser otra dados esos escudos heráldicos, esos hombrones llenos de soberbia, ostentación e intimidación que decoraban la entrada de su casa en la Torre de la Bárcena, defendía sus ideales y sus intereses. En la novela también se descubren el papel pasivo de la mujer y su sometimiento al hombre, las diferencias entre las clases sociales, las costumbres antiguas, etc. Por último y no menos importante nos contó que hay capítulos en la novela que describen batallas que se sitúan en el mismo Ampuero como en aquella ocasión en la cual elementos carlistas tomaron por la noche muchos edificios del pueblo y esperaron emboscados a las tropas liberales y cuando los isabelinos llegaron a la plaza un sábado de mercado los recibieron a tiros causando una matanza. También contó sobre la batalla del Puente de Udalla y como se convirtió en alpinista para subir a una cueva en las cercanías de Ramales donde los carlistas situaron un cañón para parar a las tropas de Espartero. Quiso ver de cerca los escenarios donde transcurrieron los hechos fundamentales de la batalla. 

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