Celebrándose la feria mensual resultó herida de gravedad una infeliz anciana que había llevado a vender una vaca, la que dio a su dueña tan tremenda cornada, que la atravesó la mandíbula inferior, saliéndola por la nariz la punta del asta.
En la foto una vaca monchina retratada en una de las últimas ferias de Ampuero. Pero aún faltaba por llegar ese mismo día un suceso aún más trágico. A consecuencia de la aglomeración de personas falleció por asfixia en la iglesia de Ampuero un niño de corta edad. "El Correo de Cantabria", 4 de junio 1888.
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