domingo, 22 de abril de 2012

Fotografías antiguas de una feria de ganado


Feria de ganado celebrada en la Nogalera, junto a la plaza de toros, probablemente a finales de los años 50 o principios de los 60. Las fotos son de Marugán.

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  1. LA ANTIGUA FERIA DEL GANADO EN CENICIENTOS

    Un gentío abigarrado,
    mulas, vacas y borricos,
    hombres grandes, niños chicos,
    y un calor anticipado.

    Gran concurrencia en los prados,
    gentes venidas de fuera
    vigilando la Ladera
    a multitud de feriados.

    Copresidiendo las "Peñas",
    los acuerdos y los tratos
    y los ropajes baratos
    con antiguas estameñas.

    Los chalanes con blusones
    y gitanos con patillas
    y gitanas amarillas
    pronostican bendiciones.

    Con puestos chamarileros
    y olor de moñigo y bosta
    y una voz que adrede imposta
    uno que vende sombreros.

    Con las alforjas mendigos,
    husmeando que se pierde,
    entre lo reseco verde
    eran de todo testigos.

    Los charlatanes vendiendo
    hojas de afeitar y peines,
    y calcetines de empeines
    a un ritmo loco ofreciendo.

    Y al comediar la mañana
    comenzaba el regateo,
    "¡este borrico es muy feo",
    comentaba una gitana.

    Aparece el patriarca,
    los dedos en el chaleco,
    patilludo y negro, enteco,
    rodeado de su jarca.

    Y atusándose el bigote
    con el nudo del bastón
    le pega un buen coscorrón
    y la gitana huye al trote.

    Con borricos matalones
    las mulas de gran alzada
    con la gente harto animada
    y abundancia de mirones.

    Saber palpar a las mulas
    entre las patas las mamas,
    infértiles cual las gramas
    donde a los surcos ondulas.

    Y mirarles la bocaza
    observando bien los dientes,
    estudiando sus mordientes
    y los años que atenaza.

    En borricos mataduras
    y estudiarles el pelaje
    y ver bien el andamiaje
    igual en las comisuras.

    Y las rumiadoras vacas
    se encontraban más lejanas,
    con sus cencerros campanas,
    badajo de unas estacas.

    Después los tratos cerraban
    con apretones de manos,
    preludios de los veranos
    vacaciones que empezaban.

    Se intercambiaban cigarros
    y sendas botas de vino,
    y emprendían el camino
    a pie o en mulas o en carros.

    Y los muchachos coruchos
    con ojos maravillados
    veíamos asombrados
    fajos de dinero muchos.

    Saturnino Caraballo Díaz
    El Poeta Corucho

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