viernes, 29 de marzo de 2013

El Carnaval en Ramales

          "Los agoreros presagian anualmente en esta fecha el fin del Carnaval. Si desde que se vienen haciendo estas profecías se hubieran comenzado a cumplir paulatinamente, hace mucho tiempo no existiría del carnaval el más remoto recuerdo.
       
        Pero están mal enterados los profetas. Si bien es cierto que el carnaval antiguo que pudiera llamarse callejero va caminando a su fin no lo es menos que el carnaval galante, culto y distinguido aumenta considerablemente.

          Esos simpáticos jóvenes que aprovechan estos días para visitar poblaciones hermosas en alegres comparsas, esos distinguidos estudiantes que derrochan gracia y entusiasmos juveniles, esos festivales llamados batallas de flores en que elegantes y bellas señoritas ocupando lujosos y engalanados carruajes riñen encarnizadas luchas en que actuan de proyectiles confetti, serpentinas, claveles y rosas, disparadas con destreza y valentía, son las manifestaciones eternas del moderno carnaval, modelo de cultura y distinción.

          Y no hemos de olvidar en este ligera crónica los suntuosos bailes nocturnos de carnaval cada vez más animados y concurridos.

         Conste, pues, mi voto en contra de la supuesta muerte de los carnavales.

          Y vamos a otra cosa.

          También en estas pequeñas localidades tienen tales fiestas destellos y reflejos de alegrías y placeres.

          Los pasados días vio el cronista con sumo gusto, animación en los paseos, risueñas parejas de jóvenes llenos de ilusiones y esperanzas, bailando al compas del seductor vals o de la revoltosa habanera. Aunque en escaso número también hubo sus correspondientes mascaritas tan atrayentes como la que me hizo pasar un rato de sugestión inhópitca en la plaza de Ramales al contemplar las bellezas exuberantes con que pródiga la adornó la naturaleza. Los elegantes bailes nocturnos de sociedad animadísimos en todos los pueblos y sobre todo en esta villa de Ramales donde brillaron a gran altura.

          También la gente del pueblo tiene su corazoncito y sabe aprovechar estas ocasiones para divertirse rindiendo culto a esas que algunos llaman diversiones non santas.

          Hasta el año que viene".


                                                                      Un diablillo.


Febrero 1912- "Luz Cántabra"

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