Probablemente este escrito, basado en un artículo de opinión publicado el 21 de julio en "El Diario Montañés" por Juan Carlos Zubieta, no sea compartido por algunos ciudadanos.
Una de las finalidades de este blog es la defensa del pequeño comercio, por lo tanto me hago eco de su contenido.
Elogiaba
Juan Carlos Zubieta en un taller de sociología, de la Universidad de Cantabria,
el valor del pequeño comercio y argumentaba
como cuando estos locales desaparecen los centros urbanos se hacen más
monótonos, más grises, más impersonales, más tristes… y se van muriendo.
La falta de
poder adquisitivo de un sector importante de la población repercute en la
disminución del consumo y, en consecuencia, se refleja en el comercio, en los
restaurantes, en los bares, en el sector del taxi, etc.
El pequeño
comercio debe enfrentarse al grande, y la lucha es desigual: es difícil que la
tienda de la esquina subsista ante el poder de la gran superficie, del centro
comercial ubicado en las afueras.
El
comercio tradicional colabora con las fiestas, con la
celebración de pruebas deportivas, con la subvención de equipos infantiles, con
los festejos de los barrios, con la publicación de revistas. Gracias a las tiendas y a los autónomos los ayuntamientos obtienen una
parte de los ingresos para financiarse.
ASOCAM
(Asociación de Comerciantes y Autónomos de Ampuero) cuenta ya con 49 socios, en
su breve pero fructífera andadura, ha organizado diversas rifas y dos mercados
con “Fiesta Montañesa” incluida. Este
verano ha colaborado y tiene previsto hacerlo con el Descenso de Piraguas, con
la Bola de Oro, con el Equipo de Fútbol o con la Elección de la Maja.
Lolina
Martínez, su presidenta, opina que es conveniente colaborar con el resto de las
asociaciones en lo que se pueda y para
mejorar las cosas conviene estar unidos y tratar entre todos de apoyar al
ayuntamiento, esté el partido que esté. La globalización presenta su peor cara, escribía Zubieta, la destrucción de la singularidad, de la tradición, de la memoria colectiva. Su alternativa es la homogeneización, en todos los lugares las mismas tiendas, las mismas marcas, la misma decoración, los mismos escaparates.
El pequeño
comercio y los pequeños bares son mucho más que un negocio. Dan empleo y
prestan un servicio a la población, pero aportan otros valores fundamentales:
significan actividad, transmiten energía, iluminan las calles, dinamizan a la
población, dan vida…
Zubieta
recoge también algunas ideas de otras campañas de apoyo a las tiendas
tradicionales: “Están regentadas por los propios vecinos, gente a la que le
importa el lugar donde vive, que conoce a sus clientes, que se preocupan por lo
que sucede a su alrededor…Las armas de estos gigantes son muy poderosas: agresivas políticas de precios, fabulosas campañas de publicidad, economías de escala, presión política. ¿Cuándo descansa el empleado del pequeño comercio si se produce una liberalización de horarios? ¿Se apuesta por el modelo chino?
Si no fuera
por la existencia de los locales comerciales las calles se verían desiertas y
sin luz. Sin la existencia de los comercios
el paro se incrementaría hasta cuotas insostenibles.
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