domingo, 29 de enero de 2017

Yo vigilo por si vienen, por Carlos Ruiz Ocejo

"Udalla y Gibaja han tenido fama de poseer los mejores tiradores de "francao" de todo el Asón. El "francao" como aclaración para los que desconocen el sistema es un arte de pesca furtivo que se practica generalmente por las noches, uno alumbra y el otro lanza una especie de arpón cuando el salmón se acerca o da una vuelta hacia la luz.
En la fotografía de la Colección "Amigos de Udalla"
Paquito y Quico.

Entre los buenos estoqueadores de Udalla que eran muchos; Lipe, "el Mocho"; "Belortos"; Cándido "Morra" y Agustinón prepararon una noche una ofensiva al pozo de las "Vertederas".
El plan de trabajo era el siguiente: Agustín vigilaba en la carretera la posible llegada del guardarríos o de la Guardia Civil, Morra estaba de enlace en el muro del cauce y Lipe y Belortos de primeras espadas. La contraseña era que si se notaba algo raro, Agustín tiraría una piedra al cauce y Morra avisaría a los demás para esconderse o huir.
Ya cada uno en su sitio dio comienzo la función, aunque poco duró la estratagema dado que muy pronto Agustín oyó ruidos extraños y vio sombras moverse en la cercanía. Sin pensárselo dos veces, como el aldeano de la copla, cogió una piedra y la arrojó al río, pero ¡maldición!, entre todos los sitios a los que pudo ir a parar tuvo que aterrizar en la cabeza de Morra que como fulminado por un rayo cayó sin conocimiento. En aquel momento comenzó el ir y venir, el subir y el bajar, y todo acabó al fin con el bueno de Morra en casa del doctor con unos cuantos puntos de sutura.
Luego se averiguó que los ruidos y las sombras procedían de unos burros pertenecientes a una familia gitana que llevaba algún tiempo acampada cerca de el "Molino de el Laza". Esta historia trajo bastante cachondeo y guasa y se sigue poniendo como ejemplo de una "vigilancia por si vienen".

Carlos Ruíz Ocejo. Anécdota recogida en el libro: "La llamada del Asón" de S.Brera. 1995.

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