Me contó esta mañana Marcelino "Órtola" que si me fijaba en el muro de piedra que defiende la carretera del río, a la altura del pórtico de la iglesia, se podía distinguir entre las piedras un hueco cuadrado. Son restos de una antigua entrada que partía del pórtico más o menos y que descendía por unas escaleras hasta salir al río donde se recogía el agua para usos de la iglesia.
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