El tema de sobremesa giraba
en torno al desconocimiento que se tiene en el pueblo de muchos nombres de
lugares que se recorren a diario.
- Ha venido mucha gente nueva
al pueblo, a parte de los turistas que nos visitan, el Ayuntamiento debería
colocar carteles denominativos al menos en los sitios de más interés –
argumentó don Perejinio.- Es cierto, por ejemplo en el puente de Marrón podían colocar un rótulo con el nombre de Río Asón, a todos nos gusta cuando vamos por ahí afuera saber que ríos cruzamos – insinuó don Corilato.
- Y otro en el Puente Grande con el nombre de río Vallino – intervino don Ranófilo, ganando la aceptación general mientras se servía un orujo con hierbas.
- Y otro en el Pozo de Manolita, otro en el Malvecino, y otro más en el callejón de China – intervino Perejinio con entusiasmo.
- ¡Bueno, bueno! no os paséis, que la tesorería no va a dar para tanto cartel-manifestó don Tertulión. Sí es cierto que es necesario que instalen algunos pero no olvidéis que los más importantes son los rótulos con los nombres de las calles.
- Es cierto, hay mucha gente que no sabe ni en que calle vive, porque a algunas las cambiaron el nombre pero no han colocado los rótulos nuevos, y luego los transportistas preguntando a unos y a otros cuando van a dejar un paquete- expuso don Corilato.
- Lo escrito permanece lo hablado se lo lleva el viento- concluyó don Tertulión- encendiendo su habano.
Estoy de acuerdo con Don Perejinio, don Ranofilo, don Tertulión, don Corilato y con don Santiago también.
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