sábado, 25 de marzo de 2017

Martín Ruiz Arenado: Un destacado Falangista


Frente a la farmacia de Ampuero, en la fachada de la casa de José María, el alpargatero, aún se conserva una placa de mármol dedicada a la memoria de Martín Ruiz Arenado. Con el nombre de este destacado falangista se conoció durante muchos años la calle que va desde el Puente Grande hasta la actual rotonda del  Monumento al Encierro. Hace pocos años debido a la “Ley de Memoria Histórica” pasó a ser  Calle del Progreso como se denominaba antes de la Guerra Civil. Foto de Martín publicada en el ALERTA en el primer aniversario de su muerte.
Poco conocida es la figura de Martín Ruiz Arenado y ya no quedan en el pueblo vecinos o familiares a los que preguntar. Tampoco en Internet se logran obtener datos que esclarezcan su biografía. En esta reseña que subo hoy al blog voy a intentar ofrecer algunas pinceladas sobre su vida pero ni puedo ni pretendo elevarlas al rigor histórico. Menos aún deseo entrar en valoraciones ideológicas, imagino que cada uno tendrá capacidad suficiente para sacar sus propias conclusiones.

En un principio habría que señalar que Martín Ruiz Arenado, aunque sea de origen ampuerense, sus estancias en la villa debieron ser escasas.
Sus padres posiblemente, siempre navegamos en este mar de imprecisión,  fueron Antonio Ruiz Lavín, de Ampuero y Rosario Arenado Crespo, nacida en Santander. Los Ruiz eran una familia muy extensa y muchos de sus miembros emigraron a México, al estado de Durango, la zona algodonera también llamada Lagunera, donde fundaron la ciudad de Gómez Palacio, muy cerca también se encuentra la ciudad Lerdo, la de Torreón, Matamoros, todos estos lugares estuvieron llenos de la huella ampuerense, más de lo que nos podamos imaginar.
Ya nos hemos referido en este blog anteriormente a algunos miembros de esta familia que lograron convertirse en grandes empresarios. Algunos “Ruiz” se quedaron a vivir al otro “lado del charco” otros retornaron como fue el caso de la familia de Martín. Es probable que él naciera allí en México y una vez en Ampuero o al poco tiempo emigraron de nuevo, pero esta vez, como “los jándalos”, con destino a Sevilla, igual que el padre del ex presidente Felipe González, que era de Rasines. Tengo entendido que ambas familias se conocían y ambas se dedicaron a la agricultura y ganadería.  También creo que la familia de Martín cultivó algodón, lo cual era innovador y podría relacionarse con su estancia en México.
En Ampuero sin embargo vivieron otros hermanos de Martín, como Rosario que se casó con Eustaquio Gurruchaga, quien fuera organista y director de la Banda Municipal o Ángel, que se casó con la ampuerense Teresa Rodríguez,  aunque terminó viviendo en Torrelavega. Ángel siempre que podía se acercaba hasta Ampuero y fue uno de los considerados “inventores” del Encierro en 1941. Fue concejal del Ayuntamiento de Torrelavega y elegido en 1942, probablemente por ser hermano de Martín, como Procurador de las primeras Cortes franquistas, lo que hoy es diputado, representando a los Ayuntamientos de la Provincia.

Martín Ruiz Arenado fue un falangista destacado de Sevilla, un hombre de la vieja guardia, de acción y lucha callejera, un “camisa vieja”. En abril de 1934 destacó ya en una algarada contra un desfile republicano que provocó la clausura del Centro de la Falange.
En 1935 interviene de forma destacada en unos graves incidentes ocurridos en Aznalcóllar, un pueblo minero de Sevilla, donde se produjo un altercado entre falangistas que repartían el periódico “Arriba” y un grupo numeroso de vecinos de ideología izquierdista. Se usaron piedras, porras y pistolas. En el balance sangriento de la jornada se contabilizó un muerto entre los falangistas y otro entre los vecinos del pueblo, así como numerosos heridos de gravedad. 13 falangistas fueron detenidos y el mismo José Antonio Primo de Rivera les defendió durante el proceso. Martín que dirigió la escuadra de los falangistas fue uno de los encarcelados. En un principio le quisieron juzgar por asesinato pero finalmente el fiscal lo rebajó a riña tumultuaria y a una petición de 2 años y 1 día de cárcel. José Antonio le concedió la distinción falangista de la Palma de Plata por el valor y entrega con el que  intervino en Aznalcóllar al salir en socorro de algunos de los heridos.
Martín fue Jefe de las milicias sevillanas y más adelante Secretario y Jefe Provincial.

 En 1936 lo situamos en Santander donde fue nombrado Jefe Provincial de la Falange en sustitución del famoso falangista Manuel Hedilla, a quien José Antonio quiso encargar tareas de más relieve. En este periodo se produce el “Alzamiento Nacional” de Franco y curiosamente a pesar de que Martín tenía fama de violento y exaltado, algunos compañeros juzgaron que en la capital cántabra mantuvo una dirección política vacilante, inconexa y poco eficaz. Fue criticado porque “pasó inadvertido, como temeroso, aislado de la militancia”. Se le llegó a acusar incluso del fracaso de la sublevación en nuestra región. En el libro “La sublevación frustrada: Los inicios de la Guerra Civil en Cantabria”, de  Miguel Ángel Solla Gutiérrez, se explican estos sucesos e incluso se recoge algún testimonio en el cual se le critica y se llega a decir que Martín “se paseaba por el Sardinero tranquilamente, con una actitud pasiva y sospechosa, como si actuara a favor del Frente Popular en lugar de planear represalias”.
Hay recogidos también en este libro testimonios favorables a Martín, entre otros el que sugiere que fue aislado de los militantes por  Pancho Cossío y sus afines. Cuando se produjo el golpe de estado, Martín envió varias veces el mensaje a la cúpula militar de la provincia de tener a 400 falangistas concentrados en distintos puntos de la capital dispuestos a secundar el Alzamiento pero los mandos militares decidieron no precipitarse y aguardar acontecimientos.
Algunos falangistas le pidieron que diera la orden de salir a la calle pero él se manifestó contrario y aseguró que “quien lo ordenaba era el mismo José Antonio”.  Es posible que Martín evitara un baño de sangre entre sus camaradas y una acción inútil, pero este es un asunto del que no tenemos suficiente conocimiento. Lo que sí parece es que se granjeó enemistades.
Para algunos Martín era una especie de burgués, de rentista, de señorito andaluz e incluso le adjudicaron el romance con una mujer desconocida, como un proceder poco serio en aquellos momentos. En diciembre del 36 abandona Cantabria en dirección a Bilbao y Francia y aparece luego en Salamanca. Hedilla le repone en la Jefatura Provincial de Sevilla.

La muerte de José Antonio deja un gran vacío en la falange, tuvieron un gran error en considerar a su jefe como "el ausente" y tardar mucho en tomar decisiones. Lo cual lo aprovechó Franco. El cántabro Hedilla es elegido tiempo después como sucesor en un Consejo Nacional de FE de las JONS, al cual pertenecía Martín. Franco busca la absorción de la falange en el Movimiento y se produce mucha tirantez entre quienes no ven con buenos ojos la unificación, entre ellos Hedilla que es encarcelado o el mismo Ruiz Arenado que pasa a una supuesta actividad clandestina porque sigue siendo  secretario de la Falange andaluza. Algunos testimonios llegaron a decir que encargó la impresión de pasquines en contra de la falange colaboracionista con Franco.

En la fachada de la iglesia de Santa María de Ampuero figuran los nombres de “los Caídos” (tan solo los de un bando debe explicarse a las nuevas generaciones).

Debajo del de José Antonio, el de Martín. Los caracteres de las letras se van difuminando con el paso del tiempo. Quizá la erosión de la piedra sea la mejor señal, porque indica que aquellos trágicos hechos ocurrieron hace ya muchos años.
 
 
 
 
 
Martín Ruiz Arenado murió en un extraño accidente de automóvil el 21 de agosto de 1937 cerca del Puerto del Escudo. No hay una versión oficial de las causas, únicamente se dijo y así figura que murió en accidente de tráfico. Soy testigo de que  miembros de su familia ampuerense contaron que el accidente se produjo a consecuencia de una avispa que entró en el coche y un movimiento brusco del chofer con intención de ahuyentarla provocó que se estrellaran. Nunca pusieron en duda que así fuera a pesar de las suspicacias "de algunos".
 Venía desde el sur hacia Santander para hacerse de nuevo cargo de la Jefatura Provincial de la Falange. Toda la región estaba a punto de caer en manos de las tropas nacionales.

Después de su muerte recibió fervorosos homenajes tanto en Santander como en Sevilla. Su inesperado final, como suele ocurrir en estos casos, lo convirtieron en una figura heroica, . En “una llama palpitante, en la luz dentro de la negrura de la noche, en el faro, en el símbolo Rojo y Negro de la bandera falangista”. Y por supuesto en comunión con la mano segura y firme del Caudillo.

 El periódico "Alerta"nace escasas dos semanas después de su muerte, es el Diario de la Falange Española Tradicionalista y de las JONS. Se llamó así en homenaje a Martín Ruiz Arenado ya que en el último de sus discursos señaló esta consigna: “Alerta, Alerta contra el enemigo, espías y traidores a la nueva era. Alerta siempre los sentidos y los nervios para que tu celo y tu coraje sean también inteligentes y guardianes de la España que estamos levantando”. “Historia de la Prensa Santanderina. José Simón Cabarga”. No hay que olvidar por otro lado que antes existió el periódico liberal "El Cantábrico", cuya edición la paralizaron las "fuerzas rojas" después del "18 de Julio", y luego surgió "Alerta", más bien debemos pensar que se trataba de "El Cantábrico" reconvertido, utilizando su misma imprenta pero ya con otro personal y directrices.

En el periódico Alerta tres años después de la muerte de Martín se publica una encendida reseña en su memoria. “… En Santander… antes de la guerra, supo infundir su gran espíritu a nuestros camaradas. Unos en las cárceles, otros en la calle, perseguidos, Martín Ruiz Arenado, hizo de la Falange montañesa una Falange combativa, irreductible, ejemplar. Llegó desde Sevilla en mayo de 1936. El contacto con nuestros camaradas fue permanente; la consigna, la de alerta, julio 1936, y Martín en Santander. El Frente Popular se adueña de la ciudad. Martín, jefe provincial de la Falange montañesa, delega en Francisco Rivero. Él se pasa a los nacionales, y unas veces en Burgos, otras en Salamanca, otras en Sevilla, agrupa a los dispersos elementos santanderinos en una Falange compacta. Aparecen órdenes, consignas, mandatos, instrucciones. Martín, jefe, cuida el momento de la liberación de Santander. Todo habrá de estar a punto. La Falange tendrá un periódico. Su nombre será un grito de guerra en el aire de la Montaña. Este es: Alerta. Así lo dispone Martín Ruiz Arenado…”

 En Sevilla, en 1946, con motivo de cumplirse el décimo aniversario de la muerte de José Antonio Primo de Rivera, se celebró un homenaje a varios falangistas, entre ellos destacó el otorgado a Martín Ruiz Arenado, que a título póstumo recibió del mismo Francisco Franco el distintivo de la “Palma Roja”.

 

 

 

 

 

17 comentarios:

  1. Interesante reportaje.

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  2. Grata noticia de que incluso Ampuero va deshaciéndose de su oscuro legado golpista. Enhorabuena a todos.

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    1. Todavía no te has enterado que Martín Ruiz Arenado no fue ningún golpista. Léete el reportaje y quédate con algo positivo que no sea lo de siempre.

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    2. Lo he leído bien y objetivamente.
      “Alerta, Alerta contra el enemigo, espías y traidores a la nueva era."
      "Martín, jefe, cuida el momento de la liberación de Santander"
      Traidores (golpistas) serían quienes se levantaron contra el gobierno elegido por el pueblo.
      Liberación de Santander debiera decir Ocupación manu militari de Santander.
      Lo dicho.....enhorabuena a todos por deshacernos de simbología franquista (cumpliendo la ley). Más vale tarde que nunca.

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  3. Los sucesos de Aznalcollar no fueron asi. Primero los izquierdistas atacaron a los falangistas que fueron a vener su periodico. Tuvieron varios heridos. A las semana siguiente Ruiz Arenado organizó una nueva venta en el pueblo como represalia. Fueron más preparados y el resultado fue más o menos el que dices. Ruiz Arenado fue el último en retirarse llevándose el cuerpo de su camarada caido, dejándoselo a la guardia civil cuando llegó. Dias despues, uno de los taxistas que transportó las escuadras falangistas fue asesinado a sangre fria en Sevilla. Lo de su supuesta oposición a Franco no tiene muchos visos de verosimilitud. Algún libro sobre el tema le situa al frente de una imaginaria Falange Autónoma en ¡1939! dos años después de morir.

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    1. Todo lo que cuentas ya lo leí cuando estaba preparando el artículo y aún con mucha más profusión de datos que seguramente tu mismo conocerás, pero mi deber es sintetizar porque sino nos alargamos mucho. El relato de lo que sucedió está reducido pero es fiel a la realidad.

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  4. ¿Sabe usted que a Martín Ruiz Arenado se le acusó de que por no sumarse al alzamiento éste no triunfó en Cantabria y esto fue causa de que hubieran varios miles de muertos en la retaguardia durante el periodo de julio de 1936 y agosto de 1937 (crímenes en la retaguardia por los comisarios políticos comunistas que apuntaban a falangistas, católicos, y gente de derechas)?
    En cualquier caso quedamos ampuerenses que no sucumbimos a la versión implantada por Decreto Ley y somos capaces de ver que en la segunda república en el momento en que ganó la derecha se montaron dos golpes de estado (el de Asturias fue sofocado defendiendo la legalidad republicana por el propio Franco-en ese momentos los republicanos podían denominarse franquistas-) y en 1936 tenía que ganar la izquierda si o si (era o ganaban las izquierdas o revolución -que no es otra cosa que un golpe de estado comunista-). De hecho nunca se publicaron las actas de las elecciones de febrero de 1936 que en la actualidad se ha descubierto que las ganaron las derechas-pucherazo-. Y sino explíqueselo al funcionario encargado de custodiar las reservas de oro del banco de España que cuando entraron los comunistas a llevarse el botín se pegó un tiro en la cabeza. En fin. Siga con su verdad oficial marcada por el BOE.

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  5. No voy a seguir debatiendo este tema porque contribuiría a crear un mal ambiente en este blog amable y bien gestionado sobre este encantador pueblo, en el que nació mi abuelo y donde sufrió la revancha de la posguerra.
    Vuelvo a dar la enhorabuena a todos por el acatamiento de la ley de memoria histórica en este caso, aunque todavía quedan muchos en Cantabria y especialmente en Ampuero. Hoy somos un poco más demócratas. Salud!

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  6. Progreso, aparte de que parece que era el nombre original de la calle, en vez de dañar sentimientos, nos estimula a trabajar juntos para conseguir una sociedad mejor para todos.

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  7. Hablemos si quiere también de la factura de la Legión Condor y CTV y Aviación Legionaria italiana. Los que creo que no cobraron fueron los moros de los tabores de Tetuán, a esos como pago se les permitía botines de guerra de todo tipo en la vanguardia; otros esclavos de Franco como después lo fueron los batallones de trabajadores republicanos.

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  8. Los Camisas Viejas de Ampuero se agolpan en la fuente de la Rana para comentar.

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  9. La fuente de la Rana es símbolo de convivencia. Las camisas viejas es mejor que las tiren a río para que no huelan.

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  10. Yo no hubiera cambiado el nombre de la calle en ningún caso aunque de cambiarlo la hubiera denominado "calle Abajo" que es como popularmente llamamos los ampuerenses a esa calle. Buen artículo Santi. Raro es que no se hayan metido también con el autor de este artículo dada la nueva moda de los nuevos "inquisidores" a los que les gustaría decir lo que se escribe y como hay que contestar. Buen finde a todos. Salva.

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  11. Que bonito debate para la sexta noche de los sábados.

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  12. Como familiar de Martín Ruiz Arenado, le informo que la familia siempre dudó de su extraña muerte, solo murió el. Está usted mal informado, su hermana Rosario, mi abuela me lo contó silo deseo que ruegue a Dios por España a la que amó como a una novia, son palabras suyas.

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  13. Añadimos pues este interesante comentario, que de alguna manera sugiere que algunos miembros de la familia de Martín Ruiz Arenado albergaron dudas sobre la versión del accidente.

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  14. Interesante lo que se comenta, en general, por aquí. Nunca había oído el nombre de Martín Ruiz Arenado hasta el verano pasado, cuando estuve unos días por Ampuero. Aunque la calle ya no se llama así, aún sigue la placa con su nombre, al igual que otras de la época, como Onésimo Redondo o Queipo de Llano, entre otras. También pude comprobar que su nombre aparecía grabado en la fachada la Iglesia. Yo creo que este tipo de simbología habría que mantenerla, es historia de nuestro país, además, ya van pasando los años...para que aún siga habiendo odio y revanchismo.

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