domingo, 25 de junio de 2017

Las buenas relaciones entre Carranza y Ampuero


EL RINCÓN DE GARPER
Ampuero y el Valle de Carranza, desde siglos atrás, han mantenido una estrecha relación sellada con lazos de amistad. Muchos han sido los motivos que han agrandado estos vínculos entre el valle más grande de Vizcaya y la villa del Bajo Asón. Como muestra vamos a citar algunos que han quedado como raíces de esta entrañable relación.





El ferrocarril de vía estrecha Santander – Bilbao, el tren que nos une, a los carranzanos y ampuerenses, llegó en el año 1886. De esta forma se potenció mucho la relación de los dos municipios. Fueron varias las cuadrillas de ferroviarios que se hicieron con empleados de Carranza y Ampuero; ello conllevó a formar muchos matrimonios con habitantes de ambas localidades. Además hizo que las relaciones comerciales, deportivas, festivas y de servicios estuviesen más cerca. No olvidemos la cantidad de pacientes que se acercaban a la consulta del odontólogo Juanito Garmendia. ¿Y Marugán? ¡Qué tiempos aquellos que llegaban oleadas de carranzanos a la estación de Marrón! No era para menos, pues Leoncio Ajo Marugán, el artista que hizo la mejor fotografía del Cristo de Limpias, “foto histórica”, calificaríamos, hasta con las personas poco agraciadas con la naturaleza sacaba cromos…

   En los primeros años del juego de pasabolo proliferaron los concursos de cuadrillas, destacando la sana rivalidad entre los jugadores ampuerenses y carranzanos. Por viajar al pasado podemos traer un concurso de cuadrillas del año 1931. “Participaron 15 cuadrillas, la vencedora resultó una de las locales, compuesta por Ricardo Ateca, Ricardo Viota, Pancho Camino y Bibiano Martínez, este último jugador protagonizó la jugada cumbre de la tarde al enviar los tres bolos a “quinta” causando el delirio de los incondicionales y el asombro de todos. Los vencedores recibieron 150 pesetas y una copa. En segundo lugar quedó Carranza, recibiendo 100 pesetas.” Esta rivalidad en los bolos que potencia la amistad, sigue en nuestros días con el inigualable José Antonio Cano Trevilla, que lleva la friolera cantidad de doce títulos como campeón de España en la categoría individual y un sinfín de entorchados en concursos y campeonatos por parejas regionales y nacionales. Como adversario tenemos en Ampuero a José Mª de la Peña que ha quedado subcampeón de España, tras el extraordinario José Antonio Cano Trevilla, en 2013, 2014 y 2015… Que siga esta rivalidad a la vez que la buena armonía vaya aumentando entre nuestros pueblos. También diremos que Cano, antes de ser el número uno del pasabolo fue un buen ciclista. En los años 80 fue el vencedor de la famosa Vuelta al Asón, categoría juveniles, que finalizaba junto al Restaurante Los Tilos de Ampuero. Curiosamente, Paco Baglietto Maza, está casado con una hermana de Cano pero, de matrimonios y muchas cosas más, dentro de quince días tendremos que hablar…
 
RAÍCES PROFUNDAS Y RECUERDOS ENTRAÑABLES DE UNA PRECIOSA RELACIÓN ENTRE EL VALLE DE CARRANZA Y AMPUERO (II)

 Ignacio, hermano del odontólogo Juanito Garmendia, ejerció de médico varios años en el valle vizcaíno. También estuvo de galeno Julito Rivas, hijo de don Ramón Rivas Cortázar. Y,  de los Cortázar, diremos que la saga de Carranza y la de Ampuero son del mismo tronco. Recordamos con cariño a Ángel García Cortázar, “Geles” el inolvidable conserje del Instituto que nos decía: “Dioni y Julio, los hijos de Lolita, son  de nuestra familia y los del médico don Ramón también…”

   Hablando del tren que nos une, a carranzanos y ampuerenses, es de justicia mencinar al indiano carranzano Romualdo Chávarri, que hizo una gran fortuna en Puerto Rico. Aportó al proyecto del ferrocarril Bilbao - Santander una cantidad millonaria de pesetas con una única condición: que la línea pasara por Carranza y también por Ampuero, pues el trazado primitivo era por la costa. Así, el alma mater, Romualdo Chávarri, hizo posible su sueño. En otro momento hablaremos largo y tendido de la historia de este ferrocarril.

   Siguiendo el hilo de esta apasionante crónica de las buenas relaciones y simbiosis entre nuestros dos pueblos y siguiendo la pista del tren, valga la redundancia, un día ya lejano en el tiempo llegó a la estación de Marrón la familia Zapiaín.

   Benito Zapiaín Sasiaín, vino de la localidad guipuzcoana de Azpeitia, como jefe de estación a Carranza, donde conoció a Mariana Sainz, con quien se casó. Luego estuvo un tiempo en Arcentales para, finalmente recalar en Ampuero como jefe de estación. En Marrón ejerció con una gran profesionalidad su función de ferroviario. Junto a su esposa Mariana forjó una familia con autenticidad y nobles valores humanos. Sus hijos e hijas adquirieron una gran formación cultural. Avelino se casó con Nana Camino y se fue a vivir a Lérida y ejerció de secretario en la Algodonera de Cataluña, donde su cuñado José Camino Aguirre, Ingeniero Agrónomo, era Jefe de Agronómica…Las hijas también trabajaron en las oficinas del ferrocarril y Tonchu fue un eficiente y gran gestor de los negocios de Efraín Ruiz Echevarría y sobre todo, excelente persona. Desde luego que los Zapiaín – Sainz han contribuído mucho como excelente eslabón de la cadena que nos une con el municipio vasco.

   Otro día lejano en el tiempo, el matrimonio carranzano formado por Dionisio Gutiérrez y Julia Santisteban se establecieron en Ampuero. Nisio, bravo minero, desde la temprana edad de doce años, al principio estuvo de encargado de las obras que realizaba Trueba en la construcción. Luego emprendieron el negocio de almacén de vinos al por mayor y el bar donde se ofrecían comidas y bebidas con los mejores vinos de La Rioja. Seguro que más de uno recordará los afamados callos que preparaba Julia la carranzana…

   EL VALLE DE CARRANZA (III)

 Nisio Gutiérrez y Julia Santisteban echaron raíces en Ampuero, siendo una familia querida y conocida entre nosotros como “los carranzanos”. Con este apelativo se distingue a sus nietos Miguel Ángel, José Luis y Javi.
A veces, en los movimientos migratorios entre pueblos, existen viajes de ida y vuelta en las generaciones familiares. Eso ha protagonizado Javi, casándose en el valle vasco de sus abuelos.
También se dan casualidades simpáticas y, como si de una carrera de relevos se tratara, al traspasar el negocio del bar la familia Gutiérrez a Lola, aparece otro eslabón curioso en esta cadena de hermandad de pueblos: Merche, la hija de Lola, se casa con Ramón Torre, otro carranzano en Ampuero.

Ramón Torre.

Desde tiempos lejanos, abundan los matrimonios entre las gentes de estos municipios: el arquitecto Echevarría, abuelo del inolvidable Efraín Ruiz Echevarría, al casarse en Ampuero, aportó otro nexo a la interminable cadena. Lin, el de Bernales, Goyo Verano, Jaime del Río, Jose, el albañil de Marrón, José Luis Cavada, Maza, José García Lombera, el Sr. Colomo (padre de nuestro amigo Luis Colomo, simbiosis de carranzano – ampuerense), Paco Baglietto Maza, los inolvidables Luci Viota Y Liano Sarabia que enlazaron, Liano con Mercedes Sainz y Luci con Rosa Mari Sainz…se nos quedan muchos más nombres en el tintero de los chicos que el amor salió a su encuentro en Carranza. Nuestro trabajo costumbrista lo completaremos en un libro que pronto verá la luz, mientras tanto pedimos a los omitidos que perdonen. También se dan los vínculos contrarios como Rafa García, casado con la hermana de Miguel Ángel Garzón, Victoriano Garín Unibaso y otros más.

   Las excelentes relaciones también se potenciaron con la presencia de los hortelanos Tonio Mendiondo e Inés Osaba que no faltaban al mercado semanal que se hacía en Concha (centro del valle). Otro tanto ocurría con la relojería Brera que bien parecía la joyería y relojería del valle vizcaíno. De la feria de ganado el primer sábado de mes, diremos que era otra actividad comercial y casi festiva entre carranzanos y ampuerenses. Armonía total con las casas de comidas a rebosar en un ambiente familiar…

   No olvidemos la saga de los Gundín, con marmolerías de fama: un hermano se estableció en la villa cántabra y otro en el Valle más extenso de Vizcaya. El deporte aportó buenos gestos de intercambio y colaboración. En los años sesenta Luci Viota trajo al carranzano Nené Gómez a jugar con el equipo de fútbol de Ampuero, sirviéndole de trampolín para llegar a nuestro querido Rácing. Nené fue un buen defensa, contundente y seguro; también destacó como un gran jugador de pasabolo. En septiembre de 1965 se comenzó a organizar la Gran Prueba Ciclista Ampuerense para juveniles en tres etapas, dos en línea y una contra el reloj (Carranza – Ampuero)…

 EL VALLE DE CARRANZA (IV)

 Como decíamos, esta carrera ciclista para juveniles en tres etapas, dos en línea y una contra reloj por equipos, de categoría nacional, se comenzó a organizar por el Grupo Comarcal de la Obra Sindical, en el mes de septiembre de 1965. Paco Céspedes, alcalde de Ampuero en la década de los setenta, era el alma mater de este acontecimiento ciclista.

   La segunda etapa en línea, disputada entre Ampuero y Carranza, discurría por localidades cántabras y vizcaínas en jornada matutina. Meta, parada y fonda en Ambasaguas (localidad conocida como La Estación de Carranza). Allí, en la casa de comidas de “Mariví”, la gran familia ciclista degustaba la comida. Por la tarde el evento seguía disputándose la contra reloj entre Carranza y Ampuero. Esta prueba se llevó a cabo durante muchos años, siendo otro eslabón, valga la redundancia, del vínculo entre los municipios que, con mucha pasión venimos tratando.

   Todas odiseas tienen sus momentos álgidos y creemos que esta historia, de buenas relaciones entre pueblos, alcanzó su cénit con la creación del Instituto Laboral “Diego de Haedo” del Valle de Carranza. El edificio fue inaugurado el día 30 de septiembre de 1950. El día 2 de octubre se abrió la matrícula para el ingreso y el 28 de noviembre el centro inició su funcionamiento normal.

   Muchísimos ampuerenses acudimos a recibir las enseñanzas del bachillerato en este buen instituto. Qué tiempos aquellos del autobús de Paco, el de Rasines, con Pancho Aranguren al volante, repleto de estudiantes a la cita diaria con el saber.

   Y si una buena parte del alumnado era de Ampuero, también hasta el año 1956 había representación en el profesorado, ya que los hermanos Patricio (padre del actual alcalde de Ampuero) y Juan Martínez Ganzo, excelentes carpinteros, impartieron enseñanzas en el Instituto.

   En 1956, cuando se inaugura la Universidad Laboral de Gijón, obtienen la titularidad en el Claustro de Profesores de tan prestigioso centro, ejerciendo como profesores de carpintería y metal afilado hasta su jubilación. Todo un lujo para los hermanos Martínez, orgullo para Ampuero y alegría para el Valle de Carranza donde iniciaron su periplo de profesores.

   La lista, casi interminable, de los que estudiamos en el Instituto “Diego de Haedo” estrechó con fuerza la amistad, esa amistad que como dicen es como las estrellas, no siempre las vemos, pero sabemos que siempre están.

   Hasta un topónimo nos une: “la finca del rentero”. Se refiere a la finca del Orcón, donde el médico don Ramón Rivas Cortázar. Todos los años llegaba un gran rebaño de “ovejas carranzanas” a pasar la invernada, como si de la organización ganadera, “La Mesta”, de tiempo de los Reyes Católicos, se tratara...

Jesús García Pérez (Garper)

 

 

 

 

3 comentarios:

  1. Como son las cosas Santi.Y yo como ampuerense tengo a un muy buen amigo descendiente de Carranza aqui en Torreon.Se siente mas carranzano que nadie y va mucho a este bonito valle.

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  2. Yo nacì en Carranza, de padre ampuerense (Vicente Colomo) y madre de Carranza (Luciana Fernández), y desde hace 35 años casada con ampuerense...!! y viviendo en Ampuero.

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    1. Tienes razon hermano.
      Nuestra madre vivió muy feliz en Ampuero y fue muy querida.
      Pero nunca dejó de pensar y sentir que era Carranzana.
      Un abrazo a todos los carranzanos y para que no se enfaden otro a los de Ampuero.
      Angélica

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