En 1926 surgió el peto o faldón protector obligatorio en todas las plazas de toros para salvar de la carnicería habitual a los caballos. Hace poco subí al blog la noticia que publicó el ABC, el 26 de septiembre de 1910, en la cual se decía que en una corrida de toros celebrada en Ampuero, con Sarmiento y Cocherito de Madrid: "las reses fueron buenas matando 14 caballos".
Fotografía de una plaza de toros sin determinar a principios de siglo publicada en la revista "La Esfera".
Otra foto de la revista "La Esfera", 1914, realmente pocas veces se publicaban imágenes de caballos heridos o muertos en una corrida pues suponía una escena tan corriente que a pocos llamaba la atención.
Muy buenas, señor Brera:
ResponderEliminarSi me permite, deseo hacer unas consideraciones a su muy atinado comentario de "pues suponía una escena tan corriente que a pocos llamaba la atención". De hecho, creo recordar, la normativa que implantó el peto protector para caballos de picar, dictada creo que por Primo de Rivera en el 27, no se basó en una evolución de lo que hoy llamaríamos, digamos, sensibilidad patria o autóctona, sino en una reacción personal del Dictador ante el hecho de que tal señora de la realeza o sus galas, británicas tal vez, a quien agasajó con una corrida de toros recibiera el impacto de porciones de vísceras equinas, algo que, obviamente, su Excelencia no puede tolerar. Es decir, que la imposición del peto surgió por un hecho inesperado que de no haber ocurrido a saber hasta cuándo hubieran durado estas sesiones de charcutería caballar.
Aun con todo, amigo Santi, los umbrales de tolerancia van evolucionando con el tiempo y por ello hoy no se crucifica, guillotina o arroja hierro fundido o aceite hirviendo a y sobre nadie en los procesos penales de las naciones, aunque si se cortan cabezas en grupo con la máxima crueldad de la que son capaces los seres humano, que son muy capaces, en cierta parte del mundo controlada por incontrolados a los que nadie parece valer para ponerles freno.
Trayendo estas consideraciones a la arena ampuerense, es por esta evolución de la sensibilidad colectiva, que a veces es endógena y hoy, y por desgracia, es las más de las veces exógena e instigada y hasta excitada por intereses políticos, mediáticos -que viene a ser lo mismo y por eso me he inventado la palabra periolítica como nuevo engendro híbrido entre el periodismo y la política- por lo que creo que los toros, o al menos los que no sean de cartón, plexiglás, mecánicos o los que montan a las vacas pintas, en Ampuero tienen los días contados. Tordesillas, Cataluña, Canarias, Bogotá, Algemesí, Medinaceli... cada vez hay más sitios donde o se prohiben los toros o hay hostias antes, durante y hasta después de que se verifique la función.
Algún territorio, tal vez Andalucía, Extremadura quizá y por intereses del latifundio, se envuelva en la bandera regional del castúo o en el rollo del crisol de culturas para atrincherarse ante los aires abolicionistas que soplan desde el partido de Sánchez (¿quién es ese?) hasta la izquierda remota pasando por el partido de los que, aunquen lleguen tarde, siempre se acaban subiendo al tren del divorcio, el aborto como derecho, sobre todo si hay sobres de por medio. Quizá la Comunidad Valenciana, en aras de no erosionar esa idiosincrasia, real o no tanto da, jaranera, espectacular y teatrera que ha parido genios como Berlanga, los mejores arroces del orbe y ninots tan barrocos como el de Rita Barberá saltando en el balcón de las mascletás, se enroque y siga una temporada o se acoja a alguna moratoria taurina.
Pero a Ampuero, en Cantabria, está casi sola. Por desgracia, creo que sus habitantes, o al menos los que buena parte de su educación sentimental no puede desligarse del elemnto taurino, han de hacerse a la idea.
Saludos y ánimo.
Vaya, ya veo que por la meseta estáis un poco alicaídos.
EliminarQuien sabe lo que ocurrirá con el paso del tiempo.
Un saludo.
Se me ocurre que tal vez la Comunidad Foral de Navarra, por el hecho de ser parte conquistada y no por ello despojada de sus privilegios, sea capaz de secesionarse de "este país" con tal de mantener los sanfermines, aunque sea con toricos de la Ribera y toreros naturalizados traídos de Triana o de Guatemala, como hace la Santa Madre Iglesia con las monjitas de hogaño.
ResponderEliminarBueno, los españoles, a falta de libertad, siempre podremos acudir a Francia, lo mismo para ver el ultimo tango que para ver a Jose Tomás salir por la puerta de los cónsules. Seremos muchos los que peregrinaremos por los cosos y las ferias del Mediodía francés.
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