Esta crónica,
subjetiva de principio a fin, trata sobre el futuro e hipotético museo que
albergará el Palacio de la Bárcena y parte de un tiempo venidero, cuando ya
estén resueltos los problemas de resistencia de las distintas plantas de la
torre y por lo tanto todas ellas estén accesibles al público. Es tan solo una
idea y como es lógico cada persona que lea estas líneas y piense al respecto tendrá su propia opinión
sobre lo más aconsejable que debe hacerse en la torre.
Palacio de la Bárcena 2006
No resultará
una tarea sencilla llenar de contenido la Torre de la
Bárcena. Ni el panorama cultural
existente ni la crisis favorecen el
entusiasmo pero el Palacio de la Bárcena
se ha rehabilitado y es un
edificio que merece y se debe
aprovechar.
En Ampuero hay realmente necesidad de
contar con espacios que
puedan albergar actividades como
exposiciones, tertulias, proyecciones
etc... locales donde se reúnan
puntualmente distintos colectivos o puedan
preservarse documentos así como posibles
colecciones de objetos
relacionados de algún modo con la
historia de Ampuero.
La Torre de los Espina tiene el “inconveniente” de estar situada a las
afueras del pueblo, con lo cual no va a tener la misma afluencia
de
visitantes que si hubiera estado emplazada en la Plaza
Mayor.
Salvo para eventos especiales no
parece el lugar idóneo para celebrar
actos culturales, para ellos mejor
resultaría habilitar un local en el centro
como en su día funcionó la sala de
actos de la Casa de la Cultura.
Hoy ese espacio puede encontrarse en
la segunda planta
del edificio de Caja Cantabria al
menos hasta que terminen las obras del
ayuntamiento. La Torre de Los
Espina bien pudiera convertirse en una
especie de “Centro de
Interpretación”, con las peculiaridades oportunas.
Los Centros de Interpretación que surgieron como setas
antes de la crisis
en su mayoría se han cerrado o se
mantienen con muchas dificultades,
sólo abriendo en verano por ejemplo,
y eso con suerte. La razón principal
es que no han interesado mucho al
público, no contienen piezas de gran
valor sino reproducciones; y se
visitan una vez y ya no se vuelve; y son
costosos porque requieren personal.
¿Y sobre qué tema podría tratar este Centro de Interpretación?
En el año 2002 la Casa de Cultura
acogió una exposición divulgativa sobre
os molinos harineros existentes en
el bajo Asón. La exposición estaba
formada por una serie de paneles
didácticos, maquetas de molinos en
movimiento y la presencia de una
serie de objetos y utensilios como
muelas, rodetes, torillos, una
desgranadora de maíz, picas, palas para
recoger la harina, muestras de
distintos cereales, recipientes de cabida,
etc.
La Asociación Cultural “Juan de Espina”, a la que pertenecían varios
profesores del Instituto de Educación
Secundaria “José del Campo”, fue la
organizadora de esta muestra, después
de haber llevado a cabo una gran
labor de investigación de los restos
materiales que aún perduran en las riberas del bajo Asón, consistentes
en obras hidráulicas, edificaciones, carpintería, maquinaria, utensilios
etc.
La Asociación “Juan de Espina” que
espero aún siga con vida puede
aportar mucho, sí así lo estima
oportuno, a este hipotético proyecto museístico.
Ruedas de Molino.
De la Exposición realizada en 2002
por la Asociación Cultural
"Juan de Espina"
Arriba: Maqueta de un Molino. Abajo: El escudo de los Espina conservado en la iglesia.
Aquella exposición tuvo
mucho éxito y dio a conocer un aspecto casi
olvidado de la riqueza
patrimonial de Ampuero, al mismo tiempo que
invitó a proteger y
salvar de la demolición y el abandono estos ingenios
hidráulicos que desde
siglos han estado integrados en el paisaje natural y
representan una muestra
significativa de la cultura popular, y que bien
pueden ser útiles en el
futuro para el desarrollo turístico, si se sabe
aprovecharlos con el adecuado respeto. (D. Montañés 2002. S. Brera)
El Palacio de la Bárcena
se encuentra enclavado en un lugar idóneo para
albergar un museo sobre
los molinos harineros. Casi enfrente de su
portalada se sitúa el
Molino de Santiago, que formó parte del conjunto
solariego de los Espina.
Allá por 2001 aproximadamente sus ruinas se
sacaron a la luz, se
reparó el cubo, rehaciéndose los esquinales, se excavó
la estolda y se inició
una fase de rehabilitación pareja a la misma
rehabilitación de la Torre.
Muchos son los molinos censados en
las inmediaciones, el de Órtola,
situado muy cerca, en el camino que
conduce de Ampuero a Bernales, es
el mejor conservado, aún es apto para
la molienda y está completo,
aunque necesita la limpieza de su
cauce y el arreglo de su tejado, obra que
se está llevando a cabo, aunque no
exenta de problemas burocráticos que
en vez de favorecer, dificultan.
Nadie mejor que el propio Órtola, persona
amable, conversadora y muy
documentada , sobre todo por
experiencias vividas, de todos las presas y
molinos que existieron en el Vallino. Los hermanos Órtola bien pudieran
resultar otro pilar clave para poner
en marcha una especie de “parque
temático” en tal privilegiado
enclave. Un proyecto que hace años se tuvo
en cierta consideración pero que no
se llegó a concretar. Son tareas de
mucha envergadura y recorrido pero
por fortuna con lo más importante
ya se cuenta, está hecho hace muchos
años: la Torre, el molino, los
cauces, las compuertas… para sí lo
querrían tener muchos pueblos.
Dibujo que anunció la exposición de molinos de la Asociación Cultural "Juan de Espina" en 2002.
Ya sabemos que hoy hay poco dinero en
las arcas municipales pero
con pequeños desembolsos anuales, un
poco orden y cabeza,
colaboración y ganas de trabajar,
bien puede ponerse en marcha un
proyecto de este tipo.
No es necesario diseñar una pasarela entre
ambos lugares, como se
pensó en cierta ocasión y desde luego
que bien quedaría, pero puede
salvarse el río Vallino atravesando
los Atrancos.
No es necesario pagar a expertos
forasteros para que te vengan a explicar
y diseñar lo que hay que hacer porque
tanto los miembros de la
Asociación “Juan de Espina” y el
mismo Órtola, lo saben de sobra.
Esencial poner a punto el molino para
que funcione al completo y luego ir
lenando el Palacio de la Bárcena con
una buena exposición sobre “la
Molienda”, con ello ya podrán abrirse
las puertas, acudir visitantes,
autobuses escolares, etc.
Una de las dos fieras cabezas de león que soportan a los dos maceros de la portalada
El Palacio en invierno
En torno a los molinos
harineros se generó mucha literatura y folclore, muchos refranes y dichos, que
también se pueden ir recogiendo y añadiendo a la exposición, como así hizo en
su día la Asociación “Juan de Espina”. Abundaban aquellos que resaltaban la
ganancia del molinero: “Quien te maquila te esquila”; “Pide agua todo molino y
el molinero su vino”; “Trajina más Marcelino que la rueda de un molino”; “Al
molino y a la mujer siempre hace falta algún menester”; “Cien sastres, cien
molineros, cien tejedores, trescientos timadores”.
Una actividad tan
importante se generó a orillas del Vallino que no podía dejar de tener su
reflejo en canciones y dichos populares; así, aquella muestra de “Juan de
Espina”, también recogió algunos ejemplos de canciones y coplillas populares de
la zona, como los siguientes dichos. “No comulgar con ruedas de molino” (no
dejarse engañar). “Echar todo el agua a su molino” (sacar provecho de todo).
“No va por ahí el agua del molino” (lo que se propone no es adecuado). “Ir al
molino” (ponerse de acuerdo con alguien). “El molino está picado” (pasar
hambre).
La Torre debería albergar también un museo sobre las tradiciones locales.
Si fuera posible reconstruir de manera simulada el taller de Manolo Secunza, con su
torno, sus bolos y bolas, la viruta ....
En la imagen: " practicando el pasabolo" en la Nogalera.
Piezas de peso como las
ruedas de molino, que hay hoy en día creo recordar en el patio de la Casa de
Cultura, se podrían situar en el jardín del Palacio de la Barcena. Y en fin, todo será ir recopilando utensilios,
documentación, dibujos, maquetas … e ir
llenando una de las plantas de la Torre con todo ello para empezar.
La historia de la familia
Espina y de la Torre requieren también un espacio destacado. Han ocurrido
episodios de verdadera crónica negra que también se podrían reflejar.
No debiera faltar un espacio en la Torre para albergar un archivo fotográfico.
En la imagen superior, facilitada por Luci García, el popular canto de las marzas, entre otros Tomás García, el campanero; Manolo López, el zapatero; Mauro, el de las gaseosas y Manuel Sánchez.
Por lo que he visto a la
ligera algo ya se ha llevado a efecto, y al parecer tomando como eje argumental
aquel famoso personaje llamado Juan de Espina, que coleccionaba objetos de arte
e instrumentos científicos, pero ese señor creo que vivió toda su vida en Madrid y poco lo
relaciona con nuestro pueblo, salvo una hipotética partida de nacimiento, también
sobre este tema se puede argumentar en el museo.
Todo lo hecho hasta el momento
debe aprovecharse pero lo importante es no alejarse mucho de la historia de Ampuero
y que el Palacio de la Bárcena contenga al final un verdadero museo de nuestro
pueblo, que conserve esencias de nuestro pasado y de nuestras tradiciones.
Importante que albergue
un archivo fotográfico, de carteles, de documentación histórica, de múltiples
objetos vinculados con nuestra cultura. Deberán estar presentes la tradición de
los encierros, de los bolos, de las piragüas, de los indianos, de las marzas,
de la pesca de truchas y salmones …. Dar forma a todo ello será complicado pero
si se trabaja en esa dirección es difícil que se fracase y además se ampara un
legado que agradecerán las generaciones futuras. Estoy seguro que si se pone en
marcha este museo de forma seria al proyecto se sumarán muchos vecinos donando
pequeñas "reliquias" que tienen en sus casas o en sus desvanes y no saben muy
bien que hacer con ellas.
Sobre la marcha se
establecerá la forma más idónea para ser visitada la Torre, no descartando que
pueda abrirse en determinadas ocasiones como centro de estudios y biblioteca.
La tarea es grande pero
puede iniciarse poco a poco...